Ciudad del Vaticano.- Al recibir a los salvadoreños que asistieron a la canonización del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, el papa Francisco dijo ayer que el recuerdo del ahora santo «es una oportunidad excepcional para lanzar un mensaje de paz».
Tras señalar que «no son pocos los salvadoreños que han tenido que abandonar su tierra buscando un futuro mejor», destacó que «el recuerdo de san Óscar Romero es una oportunidad excepcional para lanzar un mensaje de reconciliación a todos los pueblos de Latinoamérica».
Explicó que «El Salvador vibra por el gozo de ver a uno de sus hijos en el honor de los altares» y destacó que «sus gentes tienen una fe viva que expresan en diferentes formas de religiosidad popular y que conforma su vida social y familiar».
«El pueblo lo quería a Monseñor Romero, el pueblo de Dios lo quería. Porque el pueblo de Dios sabe olfatear bien donde hay santidad», añadió.
Para agradecer a los salvadoreños todo lo que han hecho por el arzobispo, Francisco eligió como representante del pueblo de El Salvador a Angelita Morales, asistente de Romero durante muchos años.
A los fieles llegados desde El Salvador, Francisco les dijo que «el mensaje de san Óscar Romero va dirigido a todos sin excepción».
«Él repetía con fuerza que cada católico ha de ser un mártir, porque mártir quiere decir testigo, es decir, testigo del mensaje de Dios a los hombres», añadió.
El papa argentino, que en su pontificado impulsó la canonización de Romero, pidió «estar dispuestos también a dar nuestra vida por Cristo» como hizo Romero.
La ocasión sirvió para que el arzobispo de San Salvador, Jose Luis Escobar Alas, pidiera públicamente al papa que abra el proceso para declarar doctor de la Iglesia católica a Romero y también le reiterase la invitación para que visite su país.
LEG