Foto: Captura de Video "El gobierno venezolano decidió dejar sin efecto la decisión", anunciaron en un comunicado conjunto Arreaza y Borrell  

Venezuela decidió este jueves suspender la expulsión de la embajadora de la Unión Europea (UE) en Caracas, una marcha atrás con la que el gobierno de Nicolás Maduro espera «gestos» de los europeos, quienes habían advertido contra un «aislamiento internacional».

 

El desenlace se produjo horas antes de expirar el ultimátum de 72 horas que el lunes dio Maduro a la diplomática Isabel Brilhante Pedrosa y a raíz una conversación entre el canciller venezolano, Jorge Arreaza, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

 

«El gobierno venezolano decidió dejar sin efecto la decisión», anunciaron en un comunicado conjunto Arreaza y Borrell, quienes  abogaron por «mantener el marco de las relaciones diplomáticas», máxime cuando la cooperación puede facilitar «los caminos del diálogo político».

 

Con el anuncio de la expulsión de la diplomática al frente de la misión de la UE desde 2017, el presidente de Venezuela había respondido a las nuevas sanciones europeas contra 11 venezolanos por acciones contra la oposición liderada por Juan Guaidó.

 

Aunque la UE no reconoce, como bloque, a Guaidó como presidente interino de Venezuela, como sí hace medio centenar de países como Estados Unidos y varios de Europa, las nuevas sanciones se vieron como una señal de apoyo al opositor.

 

La mayoría opositora del Parlamento de Venezuela condenó así la «inaceptable expulsión» con la que, a juicio de Guaidó, Maduro y sus funcionarios intentan «hacerse ver fuertes en un momento de debilidad institucional».

 

 

La disputa diplomática tuvo lugar, sin embargo, cuando el oficialismo se alista a recuperar el parlamento, único poder en manos de la oposición, en unas elecciones legislativas el 6 de diciembre, boicoteadas por el grueso de los opositores.

 

La victoria en estos comicios para el chavismo podría representar un revés para Guaidó, que se autoproclamó en 2019 presidente encargado como presidente de esta institución y cuya estrategia no acabó de cuajar pese al apoyo internacional.

 

«Gestos»

 

Venezuela se convirtió en 2017 en el primer país latinoamericano sancionado por la UE, que impuso también un embargo de armas. En paralelo, el bloque busca aliviar la crisis humanitaria en el país y la crisis de refugiados en los países vecinos.

 

A diferencia de Estados Unidos, entre los 36 sancionados por la UE con la prohibición de viajar al bloque y la congelación de activos, no figura el mandatario venezolano.

 

Los europeos no quieren romper los canales de diálogo con Maduro, que cuenta con el apoyo de Rusia y China, para intentar allanar una salida a la crisis, por lo que alertaron a Caracas de que la expulsión de la embajadora podría llevar a un «aislamiento internacional».

 

El jefe de la diplomacia europea había amenazado incluso con tomar medidas «de reciprocidad», si bien la eventual expulsión de la embajadora venezolana ante la UE, Claudia Salerno, requiere un complejo proceso y debería haberla aprobado Bélgica, país huésped.

 

Dar marcha atrás fue un «gesto» para «no entorpecer el diálogo con la UE y esperamos, pues, que haya también gestos de Europa para tener una posición mucho más objetiva», dijo el canciller venezolano en una entrevista con la cadena Telesur.

 

Las próximas legislativas se anuncian como un nuevo frente diplomático. El vocero de la diplomacia europea, Peter Stano, evitó este jueves valorar la confirmación de la convocatoria del 6 de diciembre, aunque la posición de la UE es conocida.

 

«Para superar la crisis de Venezuela es crucial la celebración de unas elecciones legislativas y presidenciales libres y limpias», dijo a mediados de junio Borrell, al criticar la elección del nuevo poder electoral, de línea chavista.

 

 

 

AR