Hombre enciende su casa para escapar de 20 años de cautiverio en Estados Unidos.
Especial | Hombre enciende su casa para escapar de 20 años de cautiverio en Estados Unidos.  

En un acto desesperado por recuperar su libertad, un hombre de 32 años, identificado sólo como MV-1, prendió fuego a la casa donde había estado encerrado durante más de dos décadas en Connecticut, Estados Unidos, sometido a lo que las autoridades locales describen como uno de los casos más brutales de abuso y negligencia que han visto en sus carreras.

La víctima, gravemente demacrada y con un peso de apenas 31 kilogramos, logró escapar de su madrastra, Kimberly Sullivan, de 56 años, quien ahora enfrenta cargos por secuestro, agresión y restricción ilegal, entre otros delitos.

El caso, reportado inicialmente por NBC News, conmocionó a la comunidad de Waterbury, Connecticut, y dejó al descubierto una historia de horror que se prolongó por años, oculta tras las paredes de una vivienda familiar.

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Una vida entre cuatro paredes en Estados Unidos

Según la declaración jurada presentada ante las autoridades, MV-1 estuvo confinado en una habitación de poco menos de nueve metros cuadrados desde que estaba en cuarto grado. Solo se le permitía salir por breves periodos de 15 minutos a dos horas al día para realizar tareas domésticas o trabajar en el jardín.

La última vez que recordó haber salido de la propiedad fue hace casi 20 años, cuando tenía 14 o 15 años.

Después de la muerte de su padre, el cautiverio se intensificó. La víctima aseguró que sólo recibía dos sándwiches al día y el equivalente a dos botellas pequeñas de agua.

"Quería mi libertad", declaró el hombre a las autoridades después de ser rescatado, mientras explicaba que había provocado el incendio con un encendedor, desinfectante de manos y papel.

El jefe de policía de la ciudad de Waterbury, Fernando Spagnolo, no dudó en calificar el caso como "uno de los peores actos de inhumanidad" que ha presenciado en sus 33 años de servicio. Un familiar que visitó a la víctima después de su liberación comparó su condición física con la de un sobreviviente del Holocausto.

La sombra del miedo y la complicidad familiar

El miedo fue un factor determinante en el silencio de la víctima. Según la declaración jurada, el hombre aseguró que nunca denunció su situación por temor a represalias: "No vería la luz del día si se lo contaba a alguien", dijo. Además, reveló que su madrastra lo había "mentalmente condicionado" para aceptar su encierro.

Pero lo más inquietante es que el abuso no pasó completamente desapercibido. Spagnolo relató para medios estadounidenses que, en una ocasión, un tío de la víctima expresó preocupación al notar que el joven parecía extremadamente delgado y de modales sumisos durante una visita navideña. Sin embargo, cualquier intento de comunicación fue bloqueado por la madre, quien logró mantener el caso oculto incluso de su propia familia.

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La defensa de Sullivan y los cargos en su contra

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Kimberly Sullivan, arrestada el miércoles, negó las acusaciones a través de su abogado. "No estaba encerrado en una habitación. Ella no lo contuvo de ninguna manera. Ella proporcionaba alimentos; le dio cobijo", declaró el defensor a NBC Connecticut.

No obstante, las autoridades presentaron evidencia contundente en su contra. Sullivan enfrenta cargos graves, y su fianza fue fijada en 300 mil dólares. Mientras tanto, MV-1 se recupera en un hospital, donde recibe tratamiento por inhalación de humo y las secuelas físicas y emocionales de su prolongado cautiverio.

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