Testimonios revelan trato cruel —personas encadenadas, sin atención médica— mientras EU no verifica denuncias.
Foto: AFP | Testimonios revelan trato cruel —personas encadenadas, sin atención médica— mientras EU no verifica denuncias.  

Dormir junto al baño. Pedir papel higiénico como quien pide perdón. Pasar cinco días sin bañarse. En Estados Unidos, con el servicio de ICE la política migratoria dejó de ser un asunto técnico para convertirse en un asunto de derechos humanos

Con casi 50 mil personas detenidas en instalaciones diseñadas para 40 mil, el sistema de detención migratoria, administrado por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) colapsa bajo su propio peso —y bajo la promesa de Donald Trump de deportar a “millones”.

En centros como Krome, en Miami, el hacinamiento dejó de ser una alerta para convertirse en rutina. En teoría, el edificio debería servir sólo como sitio de paso. Pero ahí permanecen personas durante días, sin cama y mucho menos privacidad, según reportan medios estadounidenses.

Una mujer estuvo cinco días sin cambio de ropa. Su abogada fue tajante: “La trataron peor que a un animal”, dijo para el medio Axios.

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El hacinamiento ha dado paso a negligencias médicas documentadas: un hombre cayó en shock diabético tras no recibir insulina. En febrero, dos hombres murieron en custodia. Y el relato de cuatro mujeres revela que fueron encadenadas por horas.

“El sistema simplemente no puede procesar a tantas personas”, explica el abogado Nenad Milosevic, en entrevista para USA Today. ICE reporta tener a más de 46 mil personas en custodia, lo supera su capacidad oficial de 41 mil 500 camas. Hay centros, como el de Adams County, en Misisipi, que operan hasta al 120 por ciento de su capacidad.

El 48 por ciento de los detenidos no tiene antecedentes. Muchos son migrantes sin delitos, pero encerrados como criminales. La consecuencia inmediata: un creciente número de personas, como relata el abogado Paul Chávez para Axios, decide firmar su deportación sólo para escapar.

Un video en TikTok, grabado por un migrante mexicano en Krome, puso rostro al drama. “Estamos secuestrados”, afirmó desde el suelo. Su denuncia —más de dos millones de visualizaciones— describe una rutina de encierro sin atención ni comunicación.

ICE, por su parte, sostiene que no puede verificar denuncias anónimas y asegura que “promueve entornos seguros y humanos”. Sin embargo, informes federales revelan que los problemas persisten por años.

 

Editor de la sección Mundo en el diario 24 HORAS. Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, con experiencia en redacción, traducción y proyectos editoriales en medios de comunicación.

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