La llegada de cinco extranjeros expulsados por Estados Unidos al pequeño reino de Esuatini en África desató una inusual ola de indignación
Foto: AFP | La llegada de cinco extranjeros expulsados por Estados Unidos al pequeño reino de Esuatini en África desató una inusual ola de indignación  

La llegada de cinco extranjeros expulsados por Estados Unidos al pequeño reino de Esuatini en África desató una inusual ola de indignación local, pese a tratarse de una monarquía absoluta en la que el disenso rara vez se expresa públicamente.

Los detenidos, originarios de Vietnam, Laos, Yemen, Cuba y Jamaica, fueron trasladados el 16 de julio en un avión militar a Mbabane, luego de que Washington argumentara que sus países de origen se negaron a readmitirlos.

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Aunque el gobierno del rey Mswati III afirmó que los hombres no permanecerán de forma permanente en el país y que serán repatriados “a su debido tiempo”, la falta de transparencia despierta interrogantes.

Organizaciones civiles y legisladores exigen conocer las bases legales de su acogida, las condiciones del acuerdo con EU y las garantías para los derechos de los detenidos.

Manifestación en África

El viernes pasado, unas 150 mujeres se manifestaron frente a la embajada estadounidense en la capital para exigir que los presos sean devueltos a EU. “¿Quién autorizó su ingreso y con qué justificación?”, cuestionaron en una carta entregada a los diplomáticos.

Los cinco hombres están recluidos en el ala de alta seguridad de la prisión de Matsapha, a 30 km de Mbabane, capital del país africano.

Esta sección fue recientemente renovada con fondos estadounidenses, como parte de un programa de modernización de los 14 centros penitenciarios del país.

Allí comparten espacio con dos legisladores opositores considerados presos de conciencia por Amnistía Internacional.

Cada recluso ocupa una celda individual con televisión, ducha y baño privado, aunque con muros transparentes que permiten la vigilancia constante. Según fuentes penitenciarias, se les ha negado el derecho a una llamada telefónica, pero reciben atención médica.

El Parlamento reaccionó con sorpresa. El legislador Marwick Khumalo instó al primer ministro Russell Dlamini a revelar los términos del acuerdo bilateral. Sin embargo, Dlamini fue tajante: “ninguna decisión o acuerdo tiene por objeto ser compartido con el público”.

Medios locales afirman que Esuatini podría recibir hasta 160 personas expulsadas por EU, aunque esta cifra no ha sido confirmada por fuentes oficiales. Esuatini se convierte así en el segundo país africano –tras Sudán del Sur– en aceptar migrantes deportados.

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