FOTO: EFE/ARCHIVO Esta renuncia se produce en medio de la polémica por la revelaciones sobre abusos sexuales contra menores de edad  

Ciudad del Vaticano.- El obispo estadounidense Michael J. Bransfield, quien en el pasado fue acusado de abusos sexuales a menores en la diócesis de Filadelfia, renunció ayer.

«El papa Francisco ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Wheeling-Charleston presentada por monseñor Michael J. Bransfield», quien ya ha alcanzado la edad de jubilación para los obispos que es de 75 años, informó ayer el Vaticano en un breve comunicado sin dar más detalles de los motivos.

Esta renuncia se produce en medio de la polémica por la revelaciones sobre abusos sexuales contra menores de edad por parte de miembros del clero en distintos países.

Bransfield, que comenzó su carrera como sacerdote en la archidiócesis de Filadelfia, fue nombrado obispo de Wheeling-Charleston en 2005. En 2012, en el juicio a otros clérigos de Filadelfia fue acusado de haber abusado sexualmente de diez niños a finales de la década de los 70 y principios de los 80, y luego relacionado con otros supuestos abusos, aunque él ha negado las acusaciones.

También ayer, el papa recibió en el Vaticano a los máximos responsables de la Conferencia Episcopal de EU, tras las revelaciones sobre décadas de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes en Pensilvania.

El anuncio de la renuncia se da un día después de que el vaticano informó que Francisco se reunirá en febrero próximo con todos los presidentes de las Conferencias Episcopales del mundo para analizar los abusos de los clérigos contra niños y adultos.

La reunión tendrá lugar después de los escándalos que han salpicado a la Iglesia católica en ey y también en Chile, donde el pontífice ha empezado una limpieza y el pasado mayo mandó llamar a 34 obispos chilenos al Vaticano, que presentaron sus renuncias en bloque tras reconocer que habían cometido «graves errores y omisiones».

El mes pasado, luego de reunirse con víctimas de pederastas en irlanda, el pontífice aseguró que no basta con pasar la página del «drama» de los abusos a menores por parte de miembros del clero, sino que se debe buscar reparación para que las víctimas puedan curar sus heridas.