Un «decálogo de gobernabilidad» planteado esta semana por el presidente argentino Mauricio Macri generó fuertes críticas tanto en el sector político como entre los líderes gremiales, que lo consideran un plan para satisfacer al FMI y dividir a la oposición.
El gobierno argentino transmitió la versión de que el acuerdo de 10 puntos había sido negociado con miembros de la oposición, y el presidente Macri llamó la víspera a “tener generosidad” para “sentarse alrededor de una mesa y acordar para llevar tranquilidad”.
Fuentes del Ministerio del Interior señalaron que el gobierno había negociado el acuerdo con Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey, los tres precandidatos presidenciales de Alternativa Federal.
Sin embargo, Massa, líder del Frente Renovador, negó haber negociado el decálogo con el gobierno, al que acusó de buscar dividir a la oposición, de acuerdo con el portal del diario local.
El acuerdo planteado por el gobierno «es una expresión de buenas intenciones para darles señales a los mercados. No es un llamado a un diálogo sincero sino para adherir a un decálogo de buenas intenciones», señaló a la prensa Massa, quien advirtió que «Argentina vive una crisis de confianza».
El plan de Macri también fue cuestionado por el exministro de Economía, Roberto Lavagna, quien aseveró que “el diagnóstico evidente es que el gobierno fracasó en su política económica, por lo que debe cambiar de receta».
«En los 10 puntos que se publicaron ni se menciona el crecimiento de la economía. Podemos saber entonces que no funcionarán”, sostuvo el político del Partido Justicialista.
El exministro de Economía en el gobierno de Cristina Fernández y actual diputado, Axel Kicillof, indicó que la propuesta del gobierno solo busca satisfacer al FMI. “No hablan del empleo, no hablan del salario, de los remedios, de los alquileres. Fue escrito para un público de afuera”, añadió.
Sólo el senador Miguel Ángel Pichetto y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, se mostraron dispuestos a firmar el documento, que plantea una reforma laboral y del sistema de pensiones, mantener el equilibrio fiscal y la independencia del banco central para combatir la inflación, entre otros puntos.
Por su parte, líderes gremiales rechazaron el plan presentado por el gobierno al considerar que el único objetivo de la reforma laboral es flexibilizar las condiciones de trabajo.
“A este gobierno no se le puede creer nada. Todo las cosas que dicen no las cumplen. Te dicen que va a haber pobreza cero y hay más pobres que cuando asumieron. Te dicen que van a controlar la inflación y hay 10 veces más inflación», declaró el líder de los camioneros, Hugo Moyano.
El secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), Hugo Yasky, apuntó que la iniciativa del gobierno “busca generar una oposición ‘friendly’ (amigable) para ofrecerle al FMI (Fondo Monetario Internacional) y los mercados financieros garantía de que continuará el modelo económico”.
En el mismo sentido se pronunciaron el dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Francisco “Barba” Gutiérrez, y el líder de los vendedores de diarios y revistas, Omar Plaini.
A diferencia de las otras gremiales, la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT) no ha opinado sobre el decálogo propuesto por el gobierno y solo anunció que el próximo lunes se reunirá su Consejo Directivo.
CS