La frágil tregua entre Israel y Hamás enfrenta un nuevo escollo con la permanencia de tropas israelíes en el corredor Filadelfia, una zona de amortiguamiento en la frontera de Gaza con Egipto. El grupo islamista denunció que la retirada de estas fuerzas debió concretarse conforme a los términos del cese al fuego, lo que incrementa la incertidumbre en las negociaciones para una paz duradera.
El corredor Filadelfia, una franja de 14 kilómetros que Israel patrulló entre 1967 y 2005, es un punto estratégico en el conflicto. Su control es considerado esencial por el gobierno israelí para impedir el contrabando de armas hacia Gaza. No obstante, Hamás acusa a Israel de violar el acuerdo al mantener su presencia militar más allá del plazo estipulado.
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La falta de transparencia en los términos de la tregua impide corroborar de manera independiente las acusaciones de Hamás, pero el grupo islamista sostiene que la presencia de tropas israelíes es una provocación deliberada que pone en riesgo la estabilidad del alto al fuego. Mientras tanto, una delegación israelí viajó a Doha para continuar las negociaciones indirectas con mediación de Catar, Egipto y Estados Unidos.
En paralelo, la situación humanitaria en Gaza se agrava con el bloqueo del suministro eléctrico y la entrada de ayuda humanitaria. Israel desconectó la única línea eléctrica que abastece a la principal planta desalinizadora del enclave, al dejar sin agua potable a más de 600 mil personas.
Situación de Gravedad
La ONU expresó su "grave preocupación" por las consecuencias de estas medidas, que afectan hospitales, panaderías y centros de distribución de alimentos.
La comunidad internacional observa con inquietud el deterioro de las condiciones de vida en Gaza. Organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional calificó la estrategia israelí de "cruel e ilegal", argumentando que podría constituir un castigo colectivo prohibido por el derecho humanitario.
