Foto: EFE El presidente de EU, Donald Trump, afirmó hoy que la liberación del misionero Andrew Brunson, preso durante meses en Turquía, supone un "paso tremendo" en la mejora de las relaciones con Ankara  

Washington.- El presidente de EU, Donald Trump, afirmó hoy que la liberación del misionero Andrew Brunson, preso durante meses en Turquía, supone un «paso tremendo» en la mejora de las relaciones con Ankara y aseguró que evaluará la posibilidad de levantar las sanciones que impuso en agosto.

 

«Este es un paso tremendo para tener el tipo de relación con Turquía que queremos tener», dijo Trump en declaraciones a la prensa en la Casa Blanca.

 

El mandatario agradeció hoy la «ayuda» a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, para liberar a Brunson, que se enfrentaba a 35 años de cárcel en Turquía por acusaciones de espionaje y terrorismo, pero fue liberado este viernes por un tribunal turco tras pasar dos años privado de libertad a la espera de juicio.

 

«¡Me gustaría agradecer al Presidente @RT_Erdogan (usuario del presidente turco) por su ayuda!», indicó hoy Trump en Twitter.

 

Erdogan, también en Twitter, contestó al líder estadounidense e insistió en la idea de que sus tribunales son independientes y la liberación de Brunson no obedece a causas políticas.

 

«Querido presidente -respondió Erdogán- como siempre he señalado, el poder judicial turco tomó su decisión de manera independiente. Espero que Estados Unidos y Turquía continúen su cooperación como los aliados que son y luchen juntos contra los grupos terroristas».

 

En medio de una gran expectación, Trump recibió hoy en la Casa Blanca a Brunson, su esposa, Norine, y sus tres hijos.

 

El presidente aseguró que hubo «duras y largas» negociaciones para conseguir su regreso a EU, pero insistió en que «no hubo ningún tipo de acuerdo» con las autoridades turcas para liberar al religioso a cambio de que Washington levantara las sanciones que impuso a Ankara, como han informado medios locales.

 

Preguntado por la prensa sobre si acabaría con las sanciones, Trump explicó: «Fuimos muy duros con Turquía y echaremos un vistazo. No hubo ningún tipo de acuerdo. Francamente, el único acuerdo que hubo fue uno psicológico. Nos sentimos mucho más diferentes sobre Turquía hoy de cómo nos sentíamos ayer».

 

«Y creo -añadió- que tenemos una oportunidad de ser más cercanos con Turquía, incluso de tener una muy buena relación».

 

Brunson, que estaba sentado al lado de Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca, le agradeció sus esfuerzos para liberarle y después de conversar unos minutos le pidió si podía orar por él.

 

Entonces, Brunson se puso de rodillas, colocó una mano en el hombro de Trump y comenzó a rezar: «Señor Dios, te pido que derrames tu santo espíritu sobre el presidente Trump, te pido que le des una sabiduría sobrenatural para que pueda conseguir todos los planes que tiene para este país».

 

Después de ese momento solemne, el mandatario preguntó al religioso y a su esposa por quién votaron en las elecciones de 2016 y, cuando ellos indicaron que por él, Trump reconoció entre risas que ya lo sabía.

 

Brunson, un pastor evangélico, fue detenido el 7 de octubre de 2016, en medio de las purgas que siguieron al fallido golpe de Estado de ese año en Turquía.

 

Entonces, la Fiscalía turca solicitó que fuera condenado a 35 años de cárcel por supuesto vínculos con la guerrilla kurda de Turquía, el proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), y con la cofradía islamista del predicador Fethullah Gülen, exiliado en EU y al que Ankara atribuye la fallida asonada.

 

Sin embargo, el viernes, la Fiscalía rebajó la gravedad de los cargos y un tribunal le dio permiso para salir de Turquía.

 

El caso de Brunson exacerbó las tensiones entre Washington y Ankara desde julio pasado, cuando Estados Unidos convirtió su liberación en una causa diplomática, mientras que Turquía se escudó en la independencia de sus tribunales.

 

En agosto, la Casa Blanca sancionó a dos ministros turcos por su papel en el arresto del clérigo y duplicó los aranceles al acero y aluminio turco, a lo que Ankara respondió con un incremento de gravámenes en los importaciones de algunos productos, como alcohol y tabaco.

 

Las relaciones entre Washington y Ankara, socios militares en la OTAN, atraviesan un momento difícil desde hace dos años debido a diferencias sobre Siria, la negativa de EU de extraditar a Gülen y los acuerdos de Turquía para comprar armas rusas, algo que EU desaprueba porque cree que pone en peligro la Alianza Atlántica.

 

fahl