El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, presentaron en la Casa Blanca un ambicioso plan para la posguerra en Gaza.
La propuesta, de 20 puntos, busca poner fin a casi dos años de enfrentamientos y liberar a los rehenes aún retenidos por Hamás, aunque su aceptación está lejos de ser segura.
El inquilino de la Casa Blanca, quien aseguró que “estamos muy, muy cerca” de un acuerdo, planteó encabezar un comité de transición bautizado como “Junta de la Paz”, con la participación de figuras internacionales como el exprimer ministro británico Tony Blair.
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El proyecto contempla un alto el fuego inmediato, la devolución de los cautivos en un plazo de 72 horas y un intercambio de más de mil prisioneros palestinos. A cambio, el grupo yihadista Hamás debería deponer las armas, renunciar a cualquier rol político y aceptar la supervisión de una fuerza internacional temporal.
Benjamin Netanyahu respalda plan de Trump
El líder del Estado hebreo respaldó con cautela el plan, subrayando que satisface los objetivos bélicos de Israel: el desmantelamiento de las capacidades militares de Hamás y la garantía de que Gaza “no volverá a representar una amenaza”, dijo afuera de la Oficina Oval. Sin embargo, reiteró su rechazo a un Estado palestino, al que calificó de “suicidio nacional”.
El plan recibió el visto bueno de Egipto, Catar y otros países árabes, así como de potencias como Francia y Arabia Saudita, mientras que la Yihad Islámica lo denunció como “una receta para la agresión”.
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Hamás, por su parte, aseguró que analizará la propuesta “de buena fe”, aunque insiste en que cualquier acuerdo debe incluir la retirada total israelí.
Las familias de los rehenes en Israel presionaron para que se mantenga el acuerdo, describiéndolo como un punto de inflexión histórico. Entretanto, los bombardeos continúan sobre la Franja de Gaza, donde la devastación y las más de 66 mil muertes evidencian el costo humano de un conflicto que aún busca una salida.
