CARACAS. La respuesta del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a los planes golpistas que le achaca a Estados Unidos incluyó hoy anuncios de que hay «algunos» estadunidenses presos, de que la embajada en Caracas deberá reducir el número de diplomáticos y que quienes quieran viajar a la nación suramericana deberán pedir visa.

 

Además impartió órdenes para que nunca se les conceda esa visa -por la cual otros interesados deberán ahora pagar el mismo monto que pide Estados Unidos para lo mismo- al expresidente George W. Bush y al vicepresidente durante su mandato, Richard «Dick» Bruce Cheney.

 

Tampoco se les concederá visado al ex jefe de la CIA George John Tenet y a los congresistas «ultraderechistas» Bob Meléndez, Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart, detalló Maduro.

 

«¡No podrán entrar en Venezuela por terroristas. Fuera de Venezuela, terroristas!», exclamó en un mitin de apoyo a su gestión y en recuerdo a una revuelta popular sofocada a tiros hace 26 años con un saldo de entre 300 y cinco mil muertos, según diversas fuentes.

 

Maduro también ordenó, siempre como lo autoriza -destacó- la Convención de Viena que regula las relaciones diplomáticas, que se le informe a los diplomáticos estadunidenses que cualquier reunión que deseen celebrar en el país deberá ser «notificada y autorizada expresamente por el Gobierno de Venezuela».

 

«Se acabaron las reuniones conspirativas de estos funcionarios», manifestó en un discurso pronunciado en el mitin, transmitido en cadena obligatoria de emisoras de radio y televisión.

 

Maduro reveló que «en los últimos días» fueron «capturados algunos estadunidenses en actividades enmascaradas, encubiertas, espionaje, tratando de captar gente» precisamente para ejecutar supuestos nuevos planes golpistas y conspirativos.

 

Entre ellos nombró a un piloto de aviación «de origen latino» al que se le sorprendió, dijo, «documentación de todo tipo» y quien «está declarando» tras ser sorprendido cerca de la frontera con Colombia.

 

También ordenó a Estados Unidos reducir de inmediato el alrededor del centenar de funcionarios diplomáticos de su embajada, a niveles similares a la veintena que mantiene su Gobierno en Washington.

 

«Le he ordenado a la canciller, Delcy Rodríguez, que proceda de inmediato, de acuerdo a la Convención de Viena (…) a revisar, reducir, adecuar y limitar el número de funcionarios (…); ellos tienen 100 funcionarios y nosotros 17 allá. No; términos de igualdad entre los estados» desde ahora, subrayó.

 

Dijo que la canciller explicaría posteriormente dichas decisiones que sobre viajeros implica «que no se le otorgue visas, para que no puedan venir jamás a Venezuela, un conjunto de jefes políticos de Estados Unidos que han violado los derechos humanos bombardeando al pueblo de Irak, al de Siria, a Vietnam» y que «se creen dueños del mundo, la policía del mundo».

 

«Yo llamo a una rebelión mundial contra el imperialismo estadounidense», añadió en otro momento de su discurso ante miles de seguidores que marcharon hacia el centro de Caracas, donde se levanta el palacio presidencial de Miraflores.

 

Aclaró que se ha visto «obligado» a actuar así «pensado bien» en cómo defender la soberanía venezolana sin afectar al pueblo estadounidense, al que expresó su «saludo de respeto y admiración».

 

Maduro sostuvo que el pueblo estadunidense debe saber que su Gobierno tiene «presos por miles en campos de concentración» a niños de origen latino y persigue «a diario» a los afrodescendientes.

 

Con relación a Venezuela, agregó que su colega de Estados Unidos, Barack Obama, «está escupiendo pa’arriba'» y que «lo metieron en un callejón sin salida».

 

«Usted, de manera arrogante, se ha negado a hablar conmigo para resolver las disputas» entre dos naciones que carecen de embajadores desde finales de la gestión de su mentor y antecesor, el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), prosiguió Maduro.

 

«Lo lamento, porque lo respeto», agregó y repitió que está listo para presentarle pruebas de que los funcionarios de su Gobierno «están conspirando» incluso con recursos para que los opositores nacionales desconozcan «al Gobierno legítimo» que representa.

 

Y lo hacen, prosiguió, «de manera pública y violenta», por lo cual «le he pedido al secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper), y a los cancilleres de Brasil, Ecuador y Colombia, y al nuevo presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez, «que envíen a sus cancilleres a Venezuela para exponerle las pruebas».

 

«Pido la protección de la Unasur para el pueblo de Bolívar», exhortó el gobernante venezolano, cuya denuncia es reclamada por un sector de la oposición nacional.

 

Este sector prosiguió hoy una campaña iniciada recientemente para que la ciudadanía antichavista adhiera con su firma al «Acuerdo Nacional para la Transición», un documento que ha sido señalado por el Gobierno como prueba de la ofensiva golpista.

 

Los opositores a Maduro «se están movilizando a lo largo y ancho de Venezuela para firmar sin miedo este proyecto de transición que lleva el firme propósito de cambiar el rumbo a la política de Venezuela y cambiar a este Gobierno que le está haciendo daño a todo el pueblo», declaró el diputado opositor Richard Blanco.

 

GH