La reciente erupción del volcán de Fuego en Guatemala encendió las alarmas en la región, lo que provocó la evacuación de cerca de mil personas ante el temor de una catástrofe similar a la de 2018. Aunque la actividad del coloso disminuyó, las autoridades mantienen medidas preventivas debido a la persistencia de ceniza y gases en el ambiente.
El episodio eruptivo, iniciado el domingo, obligó a cientos de habitantes de las comunidades de El Porvenir y Las Lajitas, en Alotenango, a abandonar sus hogares y resguardarse en refugios temporales.
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Según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), la erupción generó columnas de ceniza de hasta siete mil metros sobre el nivel del mar, afectando la calidad del aire y la visibilidad en diversas zonas. Las partículas en suspensión representaron un riesgo para la salud, especialmente para poblaciones vulnerables como niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias.
A pesar de la reducción en la actividad del volcán, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene la alerta naranja. Mientras tanto, algunos evacuados comenzaron a retornar a sus hogares, aunque las autoridades insisten en la necesidad de precaución.
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El impacto de la erupción del volcán de Fuego en Guatemala también alcanzó al sector agrícola. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación monitorea cultivos en nueve departamentos, especialmente cafetales, hortalizas y huertos, debido a la posible afectación por la ceniza. Las recomendaciones incluyen el riego ligero para asentar partículas y la protección del ganado y fuentes de agua potable.
