Controlar los precios de alimentos para tratar de frenar la inflación es una medida ineficaz que perjudica la competencia y genera escasez, de acuerdo con especialistas consultados por 24 HORAS.
La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que se ha podido controlar la inflación del país por el manejo en los precios de los combustibles, y que se haría lo mismo con los alimentos si el indicador se mantiene elevado.
TE PUEDE INTERESAR: Confianza del consumidor mejora en marzo
«Es una medida totalmente ineficiente a lo que dicta el libre mercado, pues los mercados se van ajustando de acuerdo a los niveles de oferta y demanda. Poner topes en los precios, sobre todo en alimentos puede provocar desbalances importantes en los mercados, considerando que buena parte de los incrementos, pues también se deben a choques externos de oferta», evaluó Janneth Quiroz, subdirectora de Análisis del grupo financiero Monex.
El aumento generalizado de precios en México y el mundo es producto de las afectaciones en las cadenas de oferta derivadas de la pandemia, a lo que se suman ahora las presiones económicas por la guerra en Ucrania, y que se han sentido ya en los precios de alimentos y energéticos.
La inflación general en México se ubicó en la primera quincena de marzo en 7.29% a tasa anual, cuando la meta de Banxico, entidad encargada de procurar el poder adquisitivo de la moneda, es de 3%. En su más reciente decisión de política monetaria, el banco central previó que la inflación volverá a su objetivo más tarde de lo que había previsto, pues estimó que será hasta el primer trimestre de 2024, y no el último de 2023.
La analista de Monex expuso que lo primero sería conocer el mecanismo por el que se determinarían los precios, como ocurrió en el caso del gas LP, mercado en el que se fijaron precios máximos de acuerdo a cotizaciones internacionales.
TE PUEDE INTERESAR: Regresan estímulos a gasolinas en zonas fronterizas del país
No obstante, subrayó, no hubo una disminución sostenible de los precios porque los incrementos observados en estos combustibles obedecen a los problemas de oferta que han afectado a todo el mundo.
“En el caso de los alimentos no existen referencias más allá, por ejemplo, de los futuros de algunos commodities, pero no de todos los alimentos”, manifestó.
Consideró que la fijación de precios en el corto plazo podría beneficiar a los consumidores, pues la decisión más eficiente de productores sobre alimentos ya existentes sería venderlos aunque fuera a precios bajos para no tener una pérdida total y recuperar el mayor porcentaje de los costos.
Pero una vez que se terminen los alimentos tendrían que evaluar si les resultaría rentable participar en una actividad económica en estas nuevas condiciones: “Si los productores dejan de ofertar sus productos, lo que al final se generaría sería una escasez mayor”.
Para el director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, Juan Carlos Anaya, un control de precios va en contra de la competencia porque al no ver rentabilidad, los productores dejan de generar bienes, y lo que se busca es que haya más oferta para que los precios bajen.
“Si la preocupación es que bajemos los precios, lo que hay que hacer es aumentar la oferta, principalmente de productos como el maíz, donde somos totalmente deficitarios”, señaló.
Recordó que por el efecto de la pandemia, la sequía en México y una alta demanda de China, en el último año han habido incrementos de precios de maíz en más del 40%, y en el caso del trigo, que tuvo un mayor impacto por la guerra, la alzas han sido de hasta 90%, lo que ha impactado en el precio del pan, harinas, y las tortillas.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado indicó en un análisis que sería muy dañino para la economía acudir a topes o controles de precios o a mecanismos de intervención que perjudiquen la competencia, que en el largo plazo es el mejor elemento de disciplina de los precios.
El organismo del Consejo Coordinador Empresarial manifestó que es importante que se deje actuar a Banxico en su ámbito, y por otro lado, hallar formas para que las presiones a los precios en mercados específicos se puedan mitigar con un mejor funcionamiento de éstos y quizá con algunos apoyos temporales.
El control de precios en México no es nuevo. En 1950 se expidió una ley que permitía al Ejecutivo intervenir en el mercado a través de la fijación de precios para una amplia variedad de bienes, como alimentos, vestido, materias primas, y en las década de los setenta y ochentas también estuvieron controlados los precios de muchos bienes.
LEG