El gigante tecnológico Google enfrenta un nuevo golpe financiero tras ser condenado, en Estados Unidos, a pagar más de 425 millones de dólares por violar la privacidad de cerca de 100 millones de usuarios, que habían desactivado la opción de rastreo de actividad.
La sanción llega en un momento en que la compañía obtuvo ingresos globales por publicidad digital de más de 237 mil millones de dólares en 2023, equivalentes a más del 80% de su facturación total.
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La sentencia, emitida por un tribunal federal en San Francisco, marca un precedente para la industria digital, donde la monetización de datos personales sigue siendo el corazón de los modelos de negocio.
“Esta decisión malinterpreta cómo funcionan nuestros productos, y la apelaremos”, dijo en un comunicado el portavoz de Google, José Castañeda.

El caso, iniciado en 2020 como una demanda colectiva, acusaba a Google de “interceptación ilegal” al recopilar información de aplicaciones móviles pese a que los usuarios habían restringido el seguimiento y perder incluso una pequeña fracción de este flujo podría afectar sus márgenes en un mercado cada vez más competido.
Aunque Google aseguró que apelará la decisión y defendió sus herramientas de privacidad, el fallo revive el debate sobre cómo equilibrar los ingresos publicitarios con el respeto a la privacidad.
Juez desestima demanda que obliga a Google a desprenderse de Chrome
En paralelo, un juez federal en Washington desestimó esta semana una demanda antimonopolio que buscaba obligar a la firma a desprenderse de Chrome, uno de sus activos estratégicos.
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La multa no se mantiene de manera aislada, ya que en Europa, la compañía ya ha pagado sanciones por 100 millones de euros en 2020 y 150 millones en 2021. Lo anterior, relacionado con el uso de cookies, lo que suma una presión regulatoria global que podría incentivar a gobiernos y usuarios a demandar mayores garantías.
Para el negocio digital, el impacto va más allá del dinero, pues está en juego la confianza del consumidor, clave para sostener el ecosistema publicitario que financia a gran parte de Internet.