Ya afectados por precios deprimidos, los agricultores estadounidenses temen que sus exportaciones caigan tras la imposición de nuevos aranceles por parte del presidente Donald Trump, por quien votaron masivamente el año pasado.
“Sabíamos que esto llegaría”, explica Jim Martin, quien cultiva soya y maíz en Illinois (norte). “Nos preocupa cómo se va a resolver”.
EU instauró el sábado un impuesto universal de 10% sobre sus importaciones, que se suma a los derechos aduaneros ya vigentes.
A partir del miércoles, el gobierno de Trump aumentará nuevamente estos aranceles a varias decenas de países, incluido China, que recibirá un 34% adicional.
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China respondió el viernes imponiendo los mismos aranceles a productos estadounidenses, medida que entrará en vigor el jueves.
El año pasado, los agricultores estadounidenses exportaron a China por 24 mil 600 millones de dólares, lo que convierte al país en su tercer mayor socio comercial detrás de México y Canadá.
Mientras tanto los Agricultores
La soya representa por sí sola más de la mitad del total (52%), muy por delante de la carne vacuna (6%) y del algodón (también 6%).
Los agricultores aún recuerdan el primer mandato de Donald Trump y los aranceles del 25% impuestos por China en 2018 a la soja estadounidense como respuesta a una primera ola proteccionista de EU.
Las exportaciones de granos de la oleaginosa a China se desplomaron un 75% ese año.
Para compensar una parte de los 27 mil millones de dólares perdidos en exportaciones, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) inyectó 23 mil millones de dólares en ayudas en 2018 y 2019.
Esta situación no impidió que los votantes de los 444 condados estadounidenses considerados dependientes de la agricultura votaran en un 78% por Donald Trump en las presidenciales de noviembre pasado, incluso más que en 2016 (73%).
“El presidente dijo que a largo plazo mejoraría”, afirma Jim Martin. “Así que tenemos que decidir hasta qué punto estamos dispuestos a esperar”.
El endurecimiento de los aranceles aduaneros ocurre en un momento en que los precios de la soya ya están cerca de sus niveles más bajos desde 2020, lastrados por una producción y existencias abundantes en todo el mundo.
Incluso antes del inicio de esta guerra comercial, la soya estadounidense ya estaba en una posición desfavorable frente a su competidora brasileña, favorecida por la depreciación del real.
