La industria textil mexicana vislumbra una oportunidad con la reciente imposición de un arancel del 19% a productos textiles importados de países sin tratado de libre comercio, muchos de ellos ingresados por plataformas de comercio electrónico como Shein,Temu, entre otras. Para el especialista Ricardo José Haddad Musi, esta medida representa mucho más que una política fiscal, es un punto de inflexión para reposicionar a México como potencia textil regional.
El empresario mexicano destacó que la coyuntura internacional ha abierto una ventana crítica para que México retome su liderazgo regional en el sector textil y de la confección, históricamente golpeado por el contrabando y la competencia desleal.
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“El nuevo arancel no es una medida aislada, forma parte de una reconfiguración global donde México tiene la posibilidad de integrar cadenas de valor más resilientes, con un enfoque regional. La clave está en acelerar la inversión en tecnología y trazabilidad”, indicó Ricardo José Haddad Musi.
Sobre el rubro de trazabilidad, destacan datos de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex) en los que señala que más del 65% de los textiles que ingresan a México lo hacen con prácticas desleales como subvaluación o triangulación, provocando la pérdida de 80 mil empleos en los últimos ocho trimestres.
“El contrabando técnico ha dañado severamente la estructura productiva del país. Ahora, con una política fiscal más firme, podemos incentivar el consumo de productos nacionales sin depender del dumping asiático”, añadió el especialista.
Actualmente la industria textil mexicana representa el 1.8% del PIB manufacturero, una caída sustancial desde el 3.6% de hace dos décadas. Sin embargo, el Plan México 2024–2030, contempla inversiones por hasta 2 mil 800 millones de dólares, enfocadas en modernización, maquinaria y generación de empleo formal, de acuerdo con proyecciones del sector.
En este contexto, Haddad Musi explicó que el cambio en la política comercial abre una ventana estratégica en tres niveles:
Recuperación del mercado nacional, particularmente en segmentos como mezclas de algodón y confección ligera.
Reactivación de polos productivos regionales, como el Bajío y Puebla, con alto potencial de generación de empleo.
Atracción de inversión nacional y extranjera, alineada al Plan México, en conjunto con las estrategias impulsadas por el sector empresarial.
“La industria textil es una de las pocas capaces de ofrecer un producto 100% mexicano. El momento es propicio para incentivar el consumo local, impulsar la tecnificación de maquilas y crear encadenamientos productivos con valor agregado”, detalló Haddad Musi.
A nivel internacional, la imposición arancelaria mexicana se suma a las regulaciones estadounidenses que superan el 40% a productos asiáticos, consolidando una doble protección que, según Canaintex, posiciona a México como el proveedor preferente para el mercado de Norteamérica.
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En paralelo, la reforma arancelaria ha sido bien recibida tanto por actores nacionales como internacionales. El Consejo Nacional de Organizaciones Textiles de Estados Unidos (NCTO) respaldó la medida, alineada con los intereses del T-MEC y la necesidad de equilibrar el mercado frente a prácticas como el uso de trabajo forzado en países asiáticos.
En 2024, México exportó más de 9 mil millones de dólares en textiles y confecciones, de los cuales el 91% tuvo como destino Estados Unidos. Lo que evidencia que existe una base sólida sobre la cual reposicionar la industria con un enfoque estratégico y sostenible.

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