Desde el 20 de enero de este año el tema protagonista de la conversación pública en México y el mundo son los aranceles de Donald Trump. Aquí no se debió tirar más tinta (Bad Bunny dixit) respecto de cuáles son las implicaciones que puede traer una imposición de estos en el Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país, en nuestras exportaciones y en la captación de inversión privada. Se han planteado, además, sus consecuencias como herramienta de negociación hacia temas sociales, políticos y de seguridad.
Hemos leído poco, sin embargo, sobre cómo están viviendo estas amenazas las empresas a un nivel más micro y los potenciales riesgos que la materialización de las tarifas pueden tener para el funcionamiento, rentabilidad y desarrollo de estas generadoras de empleo y crecimiento económico.
Hace unos días platiqué con un empresario de la industria de la maquila del norte del país. Su crecimiento ha sido considerable de 2019 a 2024, en buena medida impulsado por la pandemia y la resultante regionalización comercial. Su empresa es una de alrededor de 50 más que se agrupan bajo el esquema de Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX) de Albergue, lo que les permite acceder a ciertos beneficios. Estas empresas ofrecen un servicio de transformación de materia prima en productos finales para su posterior exportación, principalmente, a Estados Unidos.
La ventaja que este esquema da a sus clientes en el país vecino es que pueden iniciar la producción de bienes, bajo la estructura legal de una empresa mexicana, en un lapso de tan solo dos meses, ahorrándose trámites legales, administrativos, laborales, contables y fiscales.
Más allá del aumento en el costo de sus insumos y la respectiva pérdida de competitividad ante otros actores de la industria —con la resultante caída en sus exportaciones y disminución en sus ingresos—, la amenaza de aranceles ha frenado un 65% su pipeline de ventas; ha detenido las líneas de crédito y mantiene a los clientes en una actitud de cautela.
Por otro lado, a estos empresarios les preocupan las acciones de gobierno que juegan a la par, en materia de incertidumbre, que los propios aranceles. Acciones como las del SAT que buscan, contrario a un proceso establecido por la propia Secretaría de Economía, respecto a transferencias virtuales de pedimentos, cobrar impuestos dobles y retroactivos a las empresas del ramo. Aunque esto específico no ha pegado, menciona el empresario, es cierto que mantienen juicios diversos con la autoridad fiscal por temas similares.
Una ministra de la Suprema Corte, afín al régimen, ha manifestado su postura en favor de estas medidas. Se toman acciones generalizadas —en vez de atacar las prácticas fraudulentas de algunos— que no solo dejan ir las oportunidades del nearshoring, sino que afectan a empresas que ya están generando crecimiento, tan necesario en estos momentos.
Ante la incertidumbre que se vive respecto a las decisiones de Donald Trump, el Gobierno de México debiera estar pensando cómo impulsar esta y otras industrias; como incentivar y blindar las inversiones de nuestro país. Tristemente, están haciendo lo contrario.
@isilop
