Toda estrategia de seguridad estatal necesita de un líder político para ser exitosa y no endosar los problemas a la Federación, sostiene Rodrigo Medina de la Cruz, gobernador de Nuevo León y autor de del plan más exitoso contra la delincuencia.

 

—Nadie va a resolver los problemas de otro estado más que los habitantes de ese estado –redondea frente a un refresco de cola intacto, algunas llamadas telefónicas y cuadernos de su propia estadística.

 

La Federación, dice, tiene una intervención complementaria, pero no sustituta. Y si de evaluaciones se trata, coloca el plan de Felipe Calderón en la bancarrota:

 

—Si inviertes tanto dinero y tanto desgaste para el país, y tantos recursos económicos, y el índice delictivo subió, es una estrategia que quebró. El gobierno no, pero la estrategia en ese tema no funcionó.

 

Con un agravante: se vivieron épocas de culpas mutuas:

 

—En aquel entonces, cuando estaba el presidente Calderón, lo más fácil era decir que toda la culpa era de la Federación y que ellos habían iniciado todo eso. Y, pues bueno, ya habrá quien los juzgue si sí o no, pero la realidad es que había un problema y que lo más fácil era excusarse.

 

—Excusas de ambos lados…

 

—Por supuesto que sí –responde-, pero  insisto: la Federación tiene que velar por la seguridad de todo el territorio nacional, de todos los estados, obviamente meterle más en donde más problemas hay, pero de nada va a servir si no hay quien cache el esfuerzo, no sé si me explico ahí, y lo prolongue en el tiempo. Ni modo que todo el gabinete federal, y los secretarios y el Presidente estén todo el tiempo ahí y se olviden de la Federación.

 

La entrevista con Rodrigo Medina de la Cruz se da en víspera de la presentación de la estrategia antisecuestro del gobierno federal, con la cual se pretende crear sinergia con los gobiernos estatales. El mandatario ofrece la experiencia de Nuevo León:

 

—Hemos resuelto el 98 por ciento de las denuncias y ahorita no tenemos ni un secuestrado.

 

No es problema de dinero

 

La plática lleva a Michoacán, donde se habla de un gobierno fracasado: “Es muy difícil decirte o calificarte si ha fallado o no, porque yo no he estado ahí. Sería muy injusto decirte sí lo están haciendo. Igual sí lo están haciendo; no lo sé. Lo que yo sí te puedo decir es que sí se puede”.

 

Y se puede con un plan simple, según su fórmula de cuatro puntos:

 

1.- Voluntad política y ganas de hacer las cosas y de entrar, no hacer como que se hace sino hacer, con todos los riesgos y consecuencias que eso tiene. El líder político

 

2.- Tener un equipo “que te responda igual”.

 

3.- Cambiar la fuerza pública: “Desaparecer la antigua policía que teníamos y crear una nueva, es fuerza civil. Más que una nueva policía es una nueva institución: fuerza civil con los mejores salarios del país, con la mejor capacitación, con el mejor equipamiento, con los mejores sistemas de control, con toda una mística y un marketing incluso, de que los mismos nuevos elementos estén preparados, se sientan así, se la crean y trabajen así… Corrimos o encarcelamos a más de cuatro mil policías, la mitad de los que teníamos”.

 

Y 4.- Investigación y análisis. Estos elementos, dice, deben primar en el plan federal para dar resultados a corto plazo y fácilmente evaluables.

 

Medina de la Cruz no da relevancia al dinero como requisito para mejorar la seguridad:

 

“Nosotros no teníamos los recursos necesarios cuando diseñamos la estrategia. No era un tema de recursos porque si tú te pones a pensar en los recursos primero, te va  a limitar tu visión de lo que tienes que hacer. Entonces cuando empezamos a diseñar la estrategia dije: vamos a hacer como si tuviéramos todo el dinero del mundo para desarrollarlo, qué haríamos, o sea, a, b, c, d, dentro de nuestras posibilidades”.

 

Cuando se tuvo el plan, se buscó dinero y hasta el sector privado, el poderoso Grupo Monterrey, aceptó aumento de impuestos para financiar una policía mejor pagada, con vivienda, prestaciones de primer nivel, seguro de vida y gatos médicos mayores.

 

A todos estos requisitos el gobernador de Nuevo León agrega otro: acabar con el protagonismo de los políticos. “Empezando por el gobernador y que haya un espíritu de cuerpo en el trabajo. Nosotros lo hemos logrado. A veces toca al gobernador recibir las críticas y a veces al comandante de la región, al de la Marina, pero de a de veras”.

 

Se adentra en sus folletos, en cuyas cifras podría encontrarse el elogio del presidente Enrique Peña cuando postuló a Nuevo León como modelo en estrategia de seguridad: “de dos mil 279 vehículos al mes, el robo bajó a 263, un 90 por ciento. En homicidios violentos la tasa diaria era de siete por ciento y ahora estamos en 0.8. Y así…”

 

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