El anuncio del Plan de Trabajo 2025-2030 de Petróleos Mexicanos marca un punto de inflexión en la política energética de nuestro país. La presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado claro que la soberanía energética es una estrategia concreta para garantizar que los recursos de la nación sean utilizados en beneficio del pueblo de México.
Pero antes de hablar del futuro, es necesario recordar que, en 2013, con la mal llamada reforma energética, una parte fundamental del sector petrolero se entregó a manos privadas. Nos dijeron que esa apertura atraería inversiones y que la competencia bajaría los precios de la gasolina. La realidad fue otra y las grandes corporaciones extranjeras aprovecharon para enriquecerse.
En 2018, la llegada de la Cuarta Transformación al Gobierno de México y el liderazgo del entonces presidente López Obrador frenaron el entreguismo neoliberal y dieron un giro hacia la recuperación de Pemex. Se construyó la refinería Olmeca en Dos Bocas, se adquirió la totalidad de la refinería de Deer Park, Texas, y se puso en marcha un plan de saneamiento financiero para reducir la deuda histórica.
El Plan de Trabajo 2025-2030 consolida esa ruta. Se han establecido seis ejes fundamentales que aseguran la producción sostenible de hidrocarburos, fortalecen la seguridad energética y garantizan una transición ordenada y justa hacia energías limpias; además, contempla siete acciones estratégicas para maximizar la capacidad productiva.
Uno de los objetivos es incrementar las reservas petroleras para asegurar el consumo de, al menos, una década. Para ello, se perforarán 269 pozos en seis proyectos, con una inversión de 220 mil millones de pesos. Con este esfuerzo, se estima una producción de 1.8 millones de barriles diarios durante el sexenio. Asimismo, se proyecta aumentar la extracción de gas natural a 5 mil millones de pies cúbicos diarios.
En materia de refinación, se busca alcanzar la autosuficiencia en gasolina y diésel. Las seis refinerías del Sistema Nacional de Refinación trabajarán a su máxima capacidad, asegurando que el mercado interno esté abastecido y que el precio de la gasolina no supere los 24 pesos por litro. No más gasolinazos, no más especulación a costa del pueblo.
Otro aspecto clave es la inversión en fertilizantes. Pemex aumentará su capacidad productiva y construirá un nuevo complejo para producir 1.5 millones de toneladas anuales. Asimismo, se reforzará la seguridad en la distribución para combatir el robo de hidrocarburos, una práctica que drenó los recursos de la nación y favoreció al crimen organizado.
Este plan tiene metas claras y financiamiento garantizado. Además, gracias a las reformas constitucionales aprobadas en el Congreso de la Unión, Pemex vuelve a ser del pueblo mexicano. Atrás queda la política neoliberal de saqueo y privatización que durante décadas la debilitó, para avanzar hacia la consolidación de una verdadera soberanía energética.
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