PANAMÁ. El ex dictador Manuel Antonio Noriega retornó a casa ayer extraditado desde Francia, dos décadas después de haber purgado condenas en prisiones en la nación europea y en Estados Unidos, al que sirvió alguna vez como colaborador de la CIA.

 

Su nueva celda forma parte del centro penitenciario El Renacer, a unos 40 kilómetros al norte de la capital en una zona boscosa cercana al Canal de Panamá. Una mazmorra con una cama sin almohada y sin televisión será el lugar en donde purgará sus condenas.

 

El ex general ha sido juzgado en ausencia en Panamá y tiene pendientes por cumplir en su país varias penas que suman más de 60 años de cárcel.

 

Regresó a Panamá desde Francia tras cumplir 20 años de cárcel por narcotráfico en Estados Unidos, a cuyo Ejército se entregó el 3 de enero de 1990 sin disparar un tiro cuando invadieron su país el 20 de diciembre de 1989, y casi tres años en París, por blanqueo de capitales.

 

Poco después de las 17:00 horas, tiempo de México, Noriega fue sacado del aeropuerto internacional en helicóptero.

 

Noriega fue trasladado en medio de la oscuridad y subió al helicóptero minutos después de que el avión de Iberia que lo trajo desde Madrid, donde hizo una escala, aterrizó en el aeropuerto de Tocumen.

 

El prisionero, de 77 años, no pudo ser fotografiado al cierre de esta edición, aunque reportes de medios locales dicen que llegó vestido con saco, gafas y un sombrero negro.

 

A la prisión entró en silla de ruedas.

 

Muchos panameños están de acuerdo con su retorno para que rinda cuentas ante la justicia panameña por los crímenes que cometió, pero otros piden que lo dejen en paz y hasta mucha gente pobre en las calles recuerda que durante su régimen (1983-89) el país no estaba tan contaminado por la violencia y criminalidad como ahora.

 

Noriega fue pedido en extradición por Panamá a Francia para que cumpla las penas por los delitos cometidos durante su gobierno. Pasó de ser un aliado de Washington en la Guerra Fría al principal objetivo de una invasión estadunidense. Tras ser colaborador de la CIA se convirtió en un enemigo acusado de abrirle las puertas a los cárteles de la droga colombianos para que transportaran drogas a Estados Unidos.

 

Los recuerdos de su régimen aún se mantienen vivos, particularmente entre sus opositores políticos, familiares de las víctimas de esa era oscura castrense y habitantes del pobre barrio capitalino de El Chorrillo, que fue destruido por el bombardeo de la invasión estadunidense que expulsó al ex mandatario, que se había hecho famoso con su frase "Ni un paso atrás".

 

"Creo que la edad que tiene él es para que le perdonen muchas cosas y que no lo lastimen. Está mucho mayor, tiene hijas, tiene nietos... no es el único que tiene pecados", dijo ayer la profesora de danza Ileana de Sola, de 80 años, en el Casco Antiguo de la ciudad.

 

"A mí no me interesa el regreso de Noriega después que haya paz en Panamá", agregó. "Que lo dejen tranquilo y, además, él ha estado al punto de la muerte (tras sufrir derrame cerebral). Lo recuerdo, nunca lo he olvidado".

 

Hatuey Castro, de 82 años y miembro de la oposición contra Noriega que fue detenido y golpeado por los matones del dictador en 1989: "Noriega fue responsable por la invasión y de los que murieron en la operación. Mancilló su uniforme, apenas hubo disparos y huyó para ocultarse. Debe pagar".

 

Para Sabina Delgado, una jubilada de 60 años y con seis hijos en el barrio El Chorrillo: "está bien, él regresa a su tierra, a su país. ¿Por qué no va a venir? Todo mundo falla y el único que puede juzgar es Dios. Me interesa que venga".

 

"Hizo cosas malas, pero también hizo cosas buenas. Imagínese que cuando él estaba aquí, no estaba este país con tanta mortandad (crímenes). No había tanta droga; había control", agregó Delgado.

 

El Chorrillo, que antes de la invasión era un barrio de casas viejas de madera, es actualmente un gueto de edificios de concreto multifamiliares, pero golpeado por la violencia y criminalidad de las pandillas dedicadas a la venta de drogas, según aseguran los propios residentes y autoridades.

 

El ex gobernante partió de un aeropuerto al sur de París en un vuelo de Iberia Airlines con una demora de media hora que hizo escala en Madrid, donde también la partida tuvo una hora de retraso.

 

El regreso de Noriega tiene lugar tras pasar más de 20 años en prisiones estadunidenses y francesas por narcotráfico y lavado de dinero. Panamá lo condenó en ausencia por el asesinato de dos oponentes políticos en la década de 1980.

 

El ex general, sin embargo, podría a la postre abandonar la prisión gracias a una ley que permite a los reos mayores de 70 años cumplir sus sentencias bajo arresto domiciliario.

 

"Está muy impaciente, muy contento. Va a casa", dijo el sábado uno de sus abogados franceses, Antonin Levy, en una entrevista telefónica tras visitar por última vez a Noriega.

 

Noriega enfrenta en Panamá tres condenas por homicidio. (AP)

 

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