Mientras en México apenas inician las discusiones en torno a la reforma energética, Estados Unidos vive ya el comienzo de lo que muchos consideran como una revolución energética mundial, donde el shale gas es el protagonista.
La reforma energética, que se prevé se presente este mes, concentra la entrada de inversión privada a Pemex para la exploración y extracción de crudo, y dejará de lado la explotación del gas shale, con lo cual se corre el riesgo de quedar fuera de la jugada global.
Gracias a los grandes yacimientos de gas shale encontrados en EU, cuya explotación se ha incrementado en los últimos años, este país podría convertirse en el mayor productor de crudo fuera de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) antes de 2015, superando a Rusia y modificando por completo el panorama energético del mundo, considera la Agencia Internacional de Energía (AIE).
La autosuficiencia energética que alcanzaría la primera economía del mundo, gracias al gas shale, pone a México en un panorama complicado: las exportaciones de crudo a EU serían menores, el precio del barril seguiría bajando y el país seguiría siendo poco competitivo por el costo de su energía.
La producción de shale gas en EU pasó de representar el 2% de la producción de gas seco en el año 2000, a más de 35% en la actualidad, de acuerdo con datos de la Administradora de Información Energética de EU, (EIA, por sus siglas en inglés).
Pese a no estar considerado el gas shale en la reforma energética, México tiene con qué subirse a esta ola de cambio energético, pues es el sexto país con mayores reservas de este gas en el mundo, con 545 billones de pies cúbicos.
“Tenemos la misma cuenca geológica en el noreste del país que en EU, en Texas y Luisiana”, explica José María Lujambio, investigador del Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC).
Lo que le falta a México es la tecnología adecuada para aprovechar esta riqueza energética y una mayor inversión para su extracción.
Pemex tiene identificadas 175 oportunidades de exploración en cinco yacimientos. En 2011, comenzó la perforación con una tasa inicial de 2.9 millones de pies cúbicos, pero la inversión en este segmento alcanza apenas el 2% (550 mdd) del presupuesto de la paraestatal en los próximos dos años, explica Standard & Poor’s en un reporte.
En tanto México enfrenta estas dificultades, el desarrollo tecnológico extraordinario de EU le ha permitido producir gas en proporciones mucho mayores y depender cada vez menos de la importación de crudo.
“La revolución del gas shale ha dado lugar a un desplome en los precios del gas natural y del crudo en EU”, mejorando así su competitividad en materia energética con respecto a otras economías desarrolladas y emergentes, explica Bank of America Merrill Lynch en un análisis.
“La estabilidad económica de nuestro país depende de reconocer que los estadounidenses alcanzarán la autosuficiencia energética en los próximos años y con ello dejarán de importar petróleo crudo de nuestro país”, alerta el CIDAC en su estudio “3 dilemas: un diagnóstico del futuro energético de México”. El costo de no hacer nada podría ser muy alto.
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