Jorge tenía 20 años cuando decidió que dedicaría su vida a servir a su país, desde entonces ha pasado una década y media de aquel momento en que el oriundo de Chimalhuacán se enlistó en las Fuerzas Armadas de México, 15 años llenos de sacrificios y riesgos, pero también de muchos logros y satisfacciones.
Recluido en el Campo Militar 37-C, ubicado en San Miguel De Los Jagüeyes en el Estado de México, Jorge pasa de una semana hasta un mes en adiestramiento, es decir, la capacitación qué se les brinda a los militares para obtener habilidades qué puedan utilizar en enfrentamientos o catástrofes.
Dentro del Campo Militar su día comienza a las 5:30 de la mañana, hora en la que se prepara para iniciar sus labores. “Te prestigias, como se dice en el medio militar, que consiste en afeitarse la barba, cepillarte los dientes, peinarte… tu aseo personal”.
Después, procede a realizar el aseo de su dormitorio y al sonar el toque de la banda de guerra se traslada con sus compañeros al comedor para desayunar de 6 a 7 de la mañana, el menú ya ha sido establecido para todo un mes, las comidas son guisados comunes, como chicharrón en salsa, pollo a la crema, menudo de res, enchiladas, enfrijoladas, entre otros alimentos que son preparados por el personal de cocina.
Para los militares todas las actividades a realizar a lo largo del día son señaladas por la banda de guerra, cada una tiene su toque característico que las hace distinguirse. Para cualquier traslado en el campo militar deben ir en formación, no pueden ir aislados, es entonces cuando llega el momento de pasar lista entre las 7 y 8 de la mañana, para continuar con la ceremonia de honores al lábaro patrio.
El día continúa con una serie de actividades que son asignadas con anterioridad, desde ser estar de guardia o escolta de seguridad, hasta realizar las fajinas, como se le llama a la limpieza. Las diligencias solo se detienen durante la hora de comida a la 1 de la tarde, para posteriormente seguir hasta las 9 de la noche, hora en la que se realiza el último pase de lista y proceden a descansar, esto se repite todos los días hasta que se les indique su salida.
Y aunque pareciera una rutina cotidiana y tranquila, Jorge afirmó que también ha tenido ocasiones en las que se ha encontrado en peligro: “Los riesgos son muchos, pones en riesgo tu vida e integridad física, pero de las situaciones más difíciles que me han tocado fue una ocasión en la sierra que estuve a punto de caer de una gran altura y una vez que tuvimos un enfrentamiento a balazos con unos narcotraficantes”.
Aunado a esto, en muchas ocasiones debe estar lejos de su familia por un largo tiempo, “sacrificas muchos momentos que en otro trabajo sí los tendrías, pero la recompensa es que tienes estabilidad económica y eso es un bien para ti y tu familia”. Aunque el militar es soltero, se dedica a su madre y sus hermanas, quienes son su familia y con las que vive mientras no está en servicio.
En su tiempo libre, Jorge practica fútbol, su deporte favorito, también le gusta ver películas y convivir con su familia y amigos, “he aprendido que una comida con tu familia es muy valiosa y disfruto mucho cada momento que paso con ellos y con mis amigos”.
Las Fuerzas Armadas de México le han permitido a Jorge forjarse un carácter que difícilmente podría haber conseguido fuera de la institución, “la vida militar tiene mucho impacto en tu vida personal, aprendes valores y disciplina, te forja para ser una persona fuerte tanto en lo físico, como en lo mental”.
Esta fuerza mental desgraciadamente fue puesta a prueba hace un año cuando sufrió la muerte de su padre, suceso que marcó la vida del cabo, “somos personas con sentimientos como todos y existen momentos que nos quiebran, como cuando falleció mi padre, fue muy difícil. Pero gracias al carácter que te forjas aquí logre resolver situaciones que muchas personas con la pérdida de algún familiar no lo podrían hacer o les costaría más”.
Entre las múltiples cosas que Jorge ha aprendido en los 15 años que ha pertenecido al ejército esta el saber: “lo que es el frío, aprendí lo que es el dolor, lo que significa 5 minutos de sueño y un pedazo más de carne, entendí que nada cae del cielo, excepto la lluvia, que un baño caliente es un lujo, que la convivencia no es fácil, descubrí que grandes hombres también lloran…. y que las mochilas son pesadas, aprendí que para ser una buena noche de sueño no precisas sábanas ni almohada, aprendí que siempre lo tuve todo”.
Cuenta que las actividades que más disfruta realizar son las prácticas de tiro con armamento, pues considera que eso es la esencia de un militar, además de compartir tiempo con sus compañeros con quien afirma lleva una buena relación pues comparten muchas actividades y anécdotas.
Tras dedicarle una década y media de su vida al ejército, Jorge afirma que nunca se ha arrepentido de haber ingresado a esta institución, al contrario se enorgullece infinitamente, “desde niño he sido muy patriota, ese amor a mi país hizo que me gustara mucho el ejercito, me siento muy orgulloso de portar el uniforme verde, cuando los civiles te dan las gracias o te felicitan por el hecho de ser militar se siente una satisfacción muy grande, mi estadía en el ejército a pesar de ser difícil, ha sido muy buena y de las mejores decisiones que he tomado”.
PL