Por las calles de la colonia Santa Cruz Meyehualco, en la delegación Iztapalapa, se encuentra el puesto de la señora Socorro Juárez, conocida por vestir niños Dios y vender artículos para estas figuras desde hace 35 años.
Doña Socorro inició como ayudante en un negocio de vestidos de su natal Puebla, con el paso del tiempo se mudó a la capital del país y puso su propio puesto en la mencionada demarcación.
“Hay personas que visten a sus niños por un favor o por lo bonito que se ve el traje”, comenta Juárez. Los precios van desde cien hasta arriba de ochocientos pesos y el costo depende de las medidas de la figura de cerámica o resina. “A los clientes les gusta presumir a su niño, ¿y cómo no? si también es parte de la familia”, agrega.
A Socorro le hubiese gustado que sus hijos siguieran en el negocio, pero ella entiende que no todas las personas tienen paciencia para vestir las figuras. Actualmente dos personas trabajan con ella; sin embargo, a veces no le da tiempo de despachar a todos sus clientes. “La gente que ya me conoce y tiene confianza, me encargan a sus ‘retoños’. Hay personas que traen hasta cinco niños”, dice.
Mientras Socorro termina de vestir a un niño, una señora le compra un nicho de cristal. “La gente cree que tener al niño dentro de un nicho es malo porque se puede enojar (el niño). Sin embargo, las personas los mantienen guardados por miedo a que se ensucien o se desgasten fácilmente”, dice la propietaria del negocio.
De acuerdo con comerciantes del mercado los vestidos más buscados son los de Santo Niño de Atocha, el ropón y los arcángeles Gabriel o Miguel. La Arquidiócesis Primada de México recomienda no “disfrazar” a los niños, ya que no es un muñeco al que se le pueda poner cualquier cosa.
Según la tradición, el niño es levantado del pesebre y es la “madrina del niño” quien se encargará de vestirlo y llevarlo al templo acompañado de un par de velas. “Se prenden cuando uno está pasando por una situación difícil”, comenta doña Socorro.
Una vez que el niño es vestido, es colocado en una silla de madera, una bandeja metálica o envuelto en una cobija. Cuando es llevado a misa va acompañado de velas, que simbolizan la luz de Cristo, y dulces que son regalados a las personas que se acercan, por devoción, a besar y saludar a la imagen.
PL