Ya desde afuera, todo mundo quiere fotografiarse con su arte. Adentro, antes de pisar el segundo escalón de las escalinatas del Palacio de Bellas Artes, la advertencia es tajante: “no se pueden tomar fotografías”, o al menos si no ha pagado su respectivo permiso. Fernando Botero: una celebración es la mayor retrospectiva en nuestro país de este pintor y escultor nacido en Medellín hace 80 años.

 

La Boteromanía asiste a ver una obra que es directa y no necesita de intermediarios ni explicaciones para ser comprendida. Mi pintura, dijo alguna vez el artista, tiene dos fuentes principales: mis puntos de vista estéticos, y el mundo latinoamericano en el cual crecí, aunque en 2004 inició una obra brutal y conmovedora a raíz de su profunda indignación por los crímenes perpetrados en la prisión iraquí y que lleva el nombre de la serie: Abu Ghraib.

 

El circo es de las salas que mas despiertan comentarios; “están buenérrimas”, suelta una señora de avanzada edad. Esta serie nace en 2006, acá en México, durante una de sus visitas a Ixtapa-Zihuatanejo, ve un circo humilde que mostraba una alegría maltratada por las dificultades de la vida.

 

Si usted no quiere perderse esta gran muestra y fotografiarse con las monumentales mujeres de Botero, tiene hasta el 17 de junio para hacerlo.

 

 

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