El activista Gustavo Castro, quien presenció el asesinato de Berta Cáceres en Honduras, alertó a los luchadores sociales y comunitarios, “en esta lucha no estamos exentos de eso y necesitamos cuidarnos, por más premios y medidas cautelares, debemos tener consciencia que la lucha tienen sus peligros, debemos saber cuidar la vida en esta lucha de resistencia y de busca de alternativas.»
«La lucha nos invita a ser activos, no podemos ser pasivos y esperar que alguien nos diga qué hacer, deberíamos ser muchas Bertas y COPINH con la unidad por construir otros mundos distintos. Berta deja el legado importante pero tenemos el enorme reto de rescatar a toda la gente que está amenazada actualmente en todas las partes del mundo, en toda Honduras.» expresó en su primera y única entrevista con Radio Progreso de Honduras antes de regresar a México.
Castro relató que antes de la noche en que Berta fue asesinada, hacía 5 años que no viajaba a Honduras, en dónde vio a Berta.
“Antes de eso tenía ocho años de no encontrarla y solamente nos enterábamos por todas las noticias que el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) sacaba, toda la muerte y la represión que estaban viviendo. Jamás me esperé toparme con esto.»
El activista dijo que «el destino me dio la oportunidad de que fuera yo quien se despidiera de Berta. Fue un momento, un minuto en el que Berta se fue. Pero yo creo que el destino me dio la oportunidad de vivir para que su legado y del COPINH no quedara sepultado como pretenden hacerlo todavía. Ese destino nos dio la oportunidad de juntar las voces, fuerzas y la unidad de justicia para que la semilla de Berta resurja en todos lados. Un llamado a todos para estar unidos. ”
El mexicano relató el momento del ataque hacia Berta Cáceres.
«Esa noche nadie sabía que yo iba estar allí, Berta me invitó a su casa para poder comunicarme con mi familia. Para los asesinos fue una sorpresa verme allí, por eso decidieron jalar el gatillo. Pero resulta, por milagro, no la veo otra manera de explicar o el destino lo hizo así, que si iban a asesinar a Berta necesitamos un testigo vivo, porque si no hubiese sido el asesinato perfecto, nadie se hubiese enterado. Entraron de noche, la asesinan, se van y nadie se enteró. Eso hubiese permitido crear miles de escenarios e historias», dijo.
Gustavo Castro agradeció la calidez, fuerza y humanidad del pueblo de Honduras y manifestó su preocupación por “la criminalización no solo del COPINH, sino con todos los defensores de derechos humanos que se encuentran en medio de tanta indefensión debido a la falta de andamiaje jurídico para protegerse”.