El tráfico, el pavimento dañado, y el estrés cotidiano de la Ciudad de México hacen que conducir por cualquier parte de la metrópoli sea un reto, ahora con las lluvias encima, se convierte en una odisea hasta para el más experimentado
El tráfico, el pavimento dañado, y el estrés cotidiano de la Ciudad de México hacen que conducir por cualquier parte de la metrópoli sea un reto, ahora con las lluvias encima, se convierte en una odisea hasta para el más experimentado