Ocho majestuosos robles ya han vivido dos siglos, pero aún les quedan algunos años para que su preciada madera pueda sostener la futura aguja de la catedral de Notre Dame
Ocho majestuosos robles ya han vivido dos siglos, pero aún les quedan algunos años para que su preciada madera pueda sostener la futura aguja de la catedral de Notre Dame