Camila tenía 31 años, era maestra y había decidido no realizar ninguna celebración para protegerse del virus, hasta que una de sus compañeras de trabajo le organizó una fiesta sorpresa de baby shower
Camila tenía 31 años, era maestra y había decidido no realizar ninguna celebración para protegerse del virus, hasta que una de sus compañeras de trabajo le organizó una fiesta sorpresa de baby shower