El gobierno mexicano reconoce que la vida sin tortura es un derecho humano universal y fundamental, tal y como lo garantiza la “Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”
El gobierno mexicano reconoce que la vida sin tortura es un derecho humano universal y fundamental, tal y como lo garantiza la “Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”