La sexóloga asegura que existen en el mercado numerosas posibilidades para eliminar las disfunciones sexuales propias de la vejez, pero que los ancianos no preguntan al doctor por vergüenza y porque “pensará que son unos adictos sexuales”
La sexóloga asegura que existen en el mercado numerosas posibilidades para eliminar las disfunciones sexuales propias de la vejez, pero que los ancianos no preguntan al doctor por vergüenza y porque “pensará que son unos adictos sexuales”