Las vacaciones, fines de semana e incluso la jubilación, que representan cambios radicales en la rutina, no siempre son motivo de alegría, por el contrario, para algunas personas son detonantes de la llamada “enfermedad del ocio”
Las vacaciones, fines de semana e incluso la jubilación, que representan cambios radicales en la rutina, no siempre son motivo de alegría, por el contrario, para algunas personas son detonantes de la llamada “enfermedad del ocio”