En uno de los ataques, uno de los hombres se atrevió a acercarse y sumergir una cámara para grabar al depredador, pese a que una de sus manos estuvo a unos cuantos centímetros de las fauces del tiburón
En uno de los ataques, uno de los hombres se atrevió a acercarse y sumergir una cámara para grabar al depredador, pese a que una de sus manos estuvo a unos cuantos centímetros de las fauces del tiburón