En la misa que ofició el padre Davide Tonini, sus amigos y familiares se sentaron en la primera fila, inconsolables, sin dejar de llorar. Algunos guardaban la esperanza de volverlo a ver después de que lo liberaran
En la misa que ofició el padre Davide Tonini, sus amigos y familiares se sentaron en la primera fila, inconsolables, sin dejar de llorar. Algunos guardaban la esperanza de volverlo a ver después de que lo liberaran