Como era de esperar, el técnico de La Roja, Juan Antonio Pizzi, dejó en el banquillo a Fuenzalida e introdujo a Pablo Hernández como guardaespaldas del cerebro del equipo
Como era de esperar, el técnico de La Roja, Juan Antonio Pizzi, dejó en el banquillo a Fuenzalida e introdujo a Pablo Hernández como guardaespaldas del cerebro del equipo