Tras el desminado de la zona arqueológica romana, las calles de la antigua ciudad Siria ya pueden ser visitadas libremente, aunque desplazarse hasta la joya del desierto es toda una odisea debido a la amenaza del Estado Islámico
Tras el desminado de la zona arqueológica romana, las calles de la antigua ciudad Siria ya pueden ser visitadas libremente, aunque desplazarse hasta la joya del desierto es toda una odisea debido a la amenaza del Estado Islámico