Cuando se oye hablar de empresarios, con frecuencia viene a la mente la imagen de personas dueñas de grandes empresas, con enormes patrimonios. Sin embargo, no sólo ellos son empresarios; lo son también los dueños de papelerías, tlapalerías, los profesionistas independientes como médicos o abogados quienes atienden a sus clientes, pagan sus gastos y -al final- les queda un remanente: sus utilidades. Estas utilidades son las que, acrecentadas periodo tras periodo, forman el patrimonio de los empresarios.
Todas las empresas ofrecen servicios o venden productos a otras personas o a otras empresas. Si se trabaja por cuenta propia o como empleado, profesionista o no, entonces uno es empresario.
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