Continúan este día las protestas en la zona metropolitana de la capital haitiana para demandar la renuncia del presidente de Haití, Jovenel Moïse, a pesar de que éste advirtió que no abandonará el cargo, informaron fuentes locales.
Luego de que el fin de semana pasado se mantuvo una tensa calma, este lunes se registran nuevas manifestaciones y enfrentamientos con la policía, además de ataques contra varios negocios de la ciudad.
Los manifestantes afirman que el mandatario ya no los representa, y amenazan con permanecer en las calles hasta su dimisión y sea instalado un gobierno transitorio que atienda los problemas graves del país, informó la agencia Prensa Latina.
El Core Group, integrado por los representantes de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA), junto a embajadores de Alemania, Brasil, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, y la Unión Europea (UE), se reunieron este lunes con líderes de la oposición.
De acuerdo con reportes de prensa, la comunidad internacional insistió en el diálogo, mientras los sectores hostiles reclaman la salida inmediata de Moïse.
Al término de la reunión estallaron las protestas en Puerto Príncipe, por lo que fueron bloqueadas varias arterias con barricadas de neumáticos y otros objetos en zonas estratégicas.
El más reciente discurso del presidente Moïse fue realizado a mediados de la semana pasada, y el jefe de Estado continúa realizando cambios en el gobierno, además de reducir a 12 el número de ministros, indicó Prensa Latina.
El canciller haitiano, Bocchit Edmond, dijo el sábado pasado ante Naciones Unidas que el gobierno tendió la mano a todos los representantes de diversos sectores, «para salvaguardar el acervo democrático» y volver a encontrar una atmósfera de paz, estabilidad y serenidad.
Aseguró que el mandatario llamó a un diálogo constructivo e incluyente, orientado a crear una administración de unión nacional, y alcanzar un acuerdo político, que llevará al apaciguamiento social y la consolidación de instituciones democráticas para que garanticen la estabilidad sociopolítica y económica.
Sin embargo, la oposición afirma que el tiempo de diálogo ya concluyó, por lo que llamó a sus seguidores a librar la «última batalla» contra el poder imperante.