Profesores de educación básica cuestionaron la falta de claridad sobre los beneficios que pueda o no traer el plan piloto presentado por la SEP esta semana, y coincidieron en que los resultados no se verían inmediatamente, sino, al menos, en tres años.
Silvia Bonilla, profesora de español en una secundaria pública, manifestó que “no hay contenidos claros y tangibles que provean a los niños, niñas y adolescentes la adquisición de conocimientos básicos».
Añadió que existen distintas técnicas y herramientas de evaluación que se pueden aplicar dentro del aula y que desde “hace tiempo se han venido eliminando las tareas y se evalúa con un enfoque formativo”, sin embargo, reprobó que se deba acreditar a los alumnos que no asisten o son intermitentes; “es una burla”.
En ese sentido, destacó que se corre un riesgo con el codiseño, pues si bien hay profesores comprometidos, “también existen los que sólo hacen acto de presencia”.
En tanto, Abigail Rodríguez, docente del Colegio Franco Inglés, consideró que no es suficiente que el nuevo plan de estudios solo se aplique a 0.48% de las escuelas, porque se necesitaría una media de 25% para empezar a realizar evaluaciones y así conocer la efectividad del Sistema.
“Hay que aplicar el plan de estudios en más escuelas para poder decir si funciona, no funciona, hay que cambiarle esto, quitarle aquello, si bien el que se tenía ya era obsoleto, los tiempos han cambiado», dijo Rodríguez.
Blanca Figueroa, docente de preescolar, comentó que «el pilotaje en algunas escuelas puede confundir o perjudicar los aprendizajes, pues si éste no funciona tendrían que buscar la forma de regresar al modelo anterior y los cambios requieren de un proceso de formación continua en docentes para su ejecución».
A LARGO PLAZO
El 16 de agosto pasado, la titular de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez, admitió que el proyecto apenas está por materializarse, por lo que no estableció una fecha para que opere en todas las escuelas del país.
Francisco Huerta, profesor en el colegio Green Hills, destacó que se deberá esperar un lapso de mínimo tres años para una evaluación porque es el tiempo en que el alumno comienza a desarrollar habilidades cognitivas y multidisciplinarios.
Se prevé que la enseñanza se divida en 12 grados y seis fases de aprendizajes esperados; el nuevo método se aplicará en 960 de 196 mil 524 que hay en el país, donde se dejará de lado la calificación numérica, se otorgará libertad de cátedra e incrementará el currículo de Humanidades.
El Gobierno de la cuarta transformación espera que con el nuevo plan la educación deje de fungir como “un bien para que el sujeto se incorpore al progreso social y al desarrollo económico, con una mentalidad productiva y a un tipo de democracia sujeta al sistema corporativo y clientelar”.
Ahora, uno de los objetivos será que lo aprendido se materialice por “medio de un diálogo de saberes de las ciencias, las artes, la literatura, la historia, la filosofía, la vida cotidiana de otras culturas y pueblos hasta ahora invisibilizados o decididamente discriminados del currículo oficial”.
LEG