Medio. José Luis Samaniego advirtió que se deben usar energías renovables ya que el planeta enfrenta graves problemas ambientales.
Foto: Carlos Ángeles | Medio. José Luis Samaniego advirtió que se deben usar energías renovables ya que el planeta enfrenta graves problemas ambientales.  

Vista como la última ventana para revertir las afectaciones al medioambiente no sólo de México sino del planeta, el Instituto Mundial de los Recursos (WRI, por sus siglas en inglés) propone una revolución sostenible que no se limite al sector ambiental, sino que su apuesta es por la diversificación y el dinamismo económico de México, explicó el director ejecutivo para México y Colombia del WRI, José Luis Samaniego, ya que enfrenta problemas ambientales cada vez más evidentes y riesgosos.

Con la postpandemia, abundó, se comenzó a tomar consciencia respecto a la necesidad de una revolución hacia la sostenibilidad y ahora que en el país comenzará una nueva administración las propuestas ante la problemática son buenas oportunidades.

“No se trata de una propuesta estrictamente ambiental, es una propuesta que parte de una preocupación social, por un mayor dinamismo económico, una diversificación productiva y que tiene consecuencias positivas para el medioambiente”, expuso Samaniego.

Explicó que el expresidente Peña Nieto puso en marcha licitaciones públicas para que compitieran con las privadas y con inversión extranjera se generó energía renovable.Y la otra, continuó, es hacerlo como lo hace la actual administración a través de las empresas públicas.

“Pero hay un tercer modelo posible en donde en lugar de que sea la empresa privada, la inversión extranjera directa, podríamos voltear hacia el sector social”.

Esta vía, ejemplificó, significaría que en el medio rural donde corre el viento y hay generación de energía eólica, las empresas le rentan la tierra a los ejidatarios, comuneros o cooperativas agrícolas que son los dueños de la tierra, para generarla, los ejidatarios serian sujetos de crédito. Y esto, continuó, se puede lograr si los dueños de la tierra tienen un contrato de compra del excedente de la producción de energía renovable.

“Y ahí entra la banca de desarrollo para financiar el equipamiento de bienes de capital a ejidos y cooperativas agrícolas, donde se acuerda del valor del megawatt que va a suministrar el nuevo productor rural”, indicó Samaniego.

Entrando Nafin para dar crédito para equipar los ejidos, comienza una demanda de equipamiento, de bienes de capital y ante la demanda el Estado programa a la industria nacional para que produzca esos bienes de capital.

“Entonces cierras dos círculos virtuosos: ahora tienes a un sector rural que es generador de energías renovables y tienes a un sector privado que está abasteciendo esos bienes de capital para el sector rural”.