MENDOZA. “Esta región es como el Silicon Valley del vino argentino. No obstante la natural competencia que existe entre las bodegas, sabemos trabajar en equipo y cumplir objetivos comunes. Muchos de los que estamos involucrados en los actuales procesos de producción y comercialización somos los jóvenes. Traemos el gusto por esta tierra, la pasión heredada de nuestros padres, además de un entusiasmo por seguir proyectando la riqueza de nuestros vinos. Constantemente nos reunimos, platicamos sobre los temas que nos atañen como productores, externamos problemas particulares y colectivos y entre todos buscamos generar soluciones”, expresa Lucila Pescarmona, responsable del área de marketing y comercialización de Lagarde, asentada en la Zona Alta del Río Mendoza, considerada la primera zona productora de vinos finos del país por su particular variedad y calidad.
El ambiente ya de por sí provocativo de Mendoza, plataforma señorial del quehacer vitivinícola argentino, con el murmullo constante de los canales de agua venida de los Andes y que son anuncio y recuerdo de la fertilidad de estas tierras, se enriquece aún más con la potencia del capital humano y la visión de jóvenes como Lucila que están impulsando la presencia del vino nacional en todos los continentes.
La bodega fue fundada en 1897, en una época de auténticos visionarios. La casona patronal, custodiada por centenarios viñedos, guarda mucho de esa especial atmósfera de hallazgos y afirmaciones, con sus muros de adobe, los techos de caña y los pisos de pinotea. Dicho inmueble forma parte del patrimonio cultural mendocino.