Autos, Mota y Rocanrol, la nueva película de José Manuel Cravioto protagonizada por Emiliano Zurita y Alejandro Speitzer, recupera el espíritu del Festival de Avándaro de 1971 a través de un falso documental que mezcla humor, memoria histórica y una reflexión sobre la juventud mexicana.
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El cine nacional vuelve a mirar hacia su propia historia con este filme que se estrena el 11 de septiembre y que pone en pantalla uno de los episodios más polémicos de la contracultura nacional: el Festival de Avándaro, conocido como el Woodstock mexicano.
Bajo la dirección de J.M. Cravioto, la cinta reimagina el suceso a partir de la mirada de dos amigos que buscaban organizar una simple carrera de autos en Valle de Bravo y, sin planearlo, terminaron dando origen al concierto más multitudinario del país.

En entrevista con este medio, Emiliano Zurita recordó que para él fue un reto interpretar a Justino Compeán, figura real que estuvo detrás de la organización del festival.
“Fue la primera vez que me tocó interpretar un personaje real, alguien con quien podía sentarme a platicar. Desde cómo se movía hasta lo que soñaba hacer, todo eso alimentó mi actuación”, relató el actor, quien destacó la generosidad del empresario al compartir recuerdos y validar la recreación de aquella época.
Datos técnicos de la película de Avándaro
La película fue filmada en 16 mm y Súper 8, un detalle que le dio al rodaje una atmósfera particular. Zurita subrayó que ese formato volvió más intensa la experiencia.
“El error es parte de la vida. Con lo digital puedes repetir infinitamente, pero aquí había tensión absoluta, todos entendíamos que no había margen de distracción. Eso le da una vida especial a la cinta”.
El rodaje no estuvo exento de obstáculos. Se trató de un proyecto independiente con recursos limitados, lo que obligó a Cravioto y su equipo a echar mano de la creatividad. Una de las decisiones más acertadas fue recurrir al formato de mockumentary: combinar imágenes de archivo real con recreaciones ficticias para revivir un evento que congregó a más de 150 mil personas, pese a que originalmente estaba planeado para apenas unos miles.
Sobre la vigencia de Avándaro, los protagonistas coincidieron en que la película permite tender un puente entre generaciones.

“Es un vistazo a la juventud de los 70. Los chavos buscaban identidad, luchaban por sus valores en un contexto de represión. Hoy, los jóvenes pueden reconocerse en esa energía contestataria y dialogar con sus papás o abuelos sobre lo que significaba ir a un festival en ese tiempo”, reflexionó Speitzer.
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Autos, Mota y Rocanrol, que se estrena este 11 de septiembre en cines, no sólo rescata un momento crucial de la cultura popular mexicana, también invita a discutir qué significa ser joven y rebelde en un país que, medio siglo después, sigue debatiéndose entre tradición y cambio.