La película La Sustancia, protagonizada por Margaret Qualley y Demi Moore, ganó una interesante notoriedad no solo a nivel comercial, sino también dentro de la entrega de diversos premios, incluidos Cannes y el Oscar. Sin embargo, el subgénero body horror al que pertenece goza de una larga tradición protagonizada por el asco, lo bizarro y un gran trabajo de efectos prácticos,
Body Horror (horror corporal u horror biológico, por sus interpretaciones al español) es el nombre de este subgénero que esencialmente se enfoca en mostrar alteraciones grotescas del cuerpo humano ocasionadas por elementos de la ciencia ficción.
“Substance”:
Por una de las escenas más creepy de la película pic.twitter.com/x69sPUlayI— Es tendencia en 𝕏 (@EsTendenciaEnX) November 10, 2024
El término fue acuñado por Phillip Brophy en su artículo de 1983 Horrality: The Textuality of the Contemporary Horror Film con el cual describió algunos vicios del cine de horror norteamericano de la época.
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Debido a su naturaleza se han encaja incluso en obras literarias dentro de esta categoría, como el clásico gótico de Mary Shelley, Frankenstein, que describe cómo un científico crea un monstruo a partir de diferentes restos humanos para darle vida y más allá de las representaciones del cine, su aspecto descrito resulta grotesco.
EN EL CINE DE CULTO
Ya en el cine, el género crea reacciones de repulsión más allá de los fantasmas, los monstruos, asesinos y demás espectros, pues distorsiona la carne humana al punto de la aberración estética, tal como lo ha hecho en más de un filme el cineasta canadiense considerado “padre” del género, David Cronenberg.
En sus filmes como La Mosca, de 1986, se presenta a un científico que busca lograr la teletransportación por medio de una máquina creada por él mismo. Pero la intrusión de una mosca en una de las cápsulas, hace que durante el proceso su ADN se combine con el del protagonista, lo que lo lleva a una grotesca degeneración de su aspecto que se alza como un híbrido entre insecto y humano.
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La Mancha Voraz, Tokyo Gore Police, Hellraiser, Pieles, Videodrome, Crimes of the Future y muchas otras, son ejemplos de esta amplia cinematografía de diferentes épocas que a pesar de tener incontables fans, permanecía con el estatus de culto y con la etiqueta de cine de serie B.
EFECTOS PRÁCTICOS, CLAVE DEL ASCO
Los años 80 marcaron la época dorada del cine de terror, con muchos clásicos que se inmortalizaron en esos años. Los efectos, creados con maquillaje, látex y cualquier material disponible en lugar de computadora, aumentaron la experiencia estética.
El body horror recae en gran medida sobre esto, pues más que miedo, busca crear repulsión a partir de lo visto en la pantalla y todos los filmes mencionados presentan esta cualidad.
A pesar del gran trabajo que hay en ellos, jamás habían sido volteados a ver por la Academia en realidad.
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La Sustancia se abre como una ventana para redescubrir estos filmes que han ganado lugar en la historia del cine y su argumento que critica la industria de la belleza y el uso de maquillajes para mantenerse joven configuraron una obra que la crítica y la audiencia vio como inaudita e interesante para contender por los mejores premios.
