La legendaria comediante Joan Rivers falleció la semana pasada a los 81 años, y sorprendió a todos cuando se supo que planeó su funeral, mismo que se llevó a cabo ayer, y le pidió a su hija Melissa que cumpliera todos sus deseos.
Joan escribió el libro I Hate Everyone… Starting With Me y ahí narró la manera en que quería se llevara a cabo su funeral:
“Cuando muera (y sí, Melissa, ese día llegará. Y sí, Melissa, está todo a tu nombre) quiero que mi funeral sea un gigantesco espectáculo con luces, cámaras, acción… Quiero un catering, quiero fotógrafos y ¡quiero medios peleándose y montando un número! Quiero que sea lo más Hollywood posible. No quiero ningún rabino divagando. Quiero a Meryl Streep llorando, en cinco acentos diferentes. No quiero un panegírico. Quiero que Bobby Vinton levante mi cabeza y cante Mr. Lonely.
La presentadora era una obsesiva de la imagen. Siempre quería lucir radiante y elegante, y deseaba asistir a su funeral guapísima:
“Quiero estar impresionante, mejor que en vida. Quiero que me entierren con un vestido de noche de Valentino y quiero que Harry Winston haga un epitafio. Y quiero que haya un ventilador para que mi pelo se mueva dentro del ataúd, como el de Beyoncé”.
La muerte de Joan Rivers conmocionó al mundo de la televisión, y Kelly Osbourne, quien era su compañera en el programa Fashion Police, dijo:
“Estoy totalmente desolada por la pérdida de mi querida Joan. No solamente era mi jefa, también fue y será para siempre mi profesora, terapeuta, amiga íntima, inspiración y la única abuela que he tenido”.