El novelista confiesa haber encontrado puntos en común en todos los seres humanos, y atribuye a ello el éxito de sus novelas en otros países del mundo.
Foto: Especial | El novelista confiesa haber encontrado puntos en común en todos los seres humanos, y atribuye a ello el éxito de sus novelas en otros países del mundo.  

Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) ha vuelto. Lo ha hecho esta vez con la ucronía  El Hombre (Alfaguara), que cuenta la historia de Henry Lloyd, otrora invasor, saqueador y asesino que construyó un imperio sobre el cual, entre otras cosas, se conformó Estados Unidos y se pueden ver los orígenes del capitalismo.

“Lo que yo quería contar era la historia de un personaje que crea un imperio”, explica el  también guionista acerca del origen de esta novela.

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“Y al contar la historia de este hombre, sin quererlo, empiezo a contar también la historia del capitalismo, la formación de México y Estados Unidos”, dijo en entrevista con este medio, Arriaga.

Es, como reza la cuarta de forros y como podrán constatar en la lectura, un ejercicio polifónico y, como dice él mismo, poliédrico.

La mente de Henry Lloyd,

“¿Por qué lo hice así? Porque yo sentí que para entender la magnitud de lo que hizo este hombre, tenía que verla desde  diversos puntos de vista”, abundó.

“La novela se me ocurrió en 1981, cuando terminé de leer a Faulkner (¡Absalón, Absalón!) y a Rulfo (Pedro Páramo). Dije: yo quiero contar la historia de un hombre que tiene todos estos ires y venires, y esa historia creció poco a poco dentro de mí”, confesó el también autor de Salvar el Fuego.

PREFERIR LA NOVELA Y EL (NO) ORIGEN

“En la novela hay un personaje que se llama Herbert McCaffrey, es un profesor de Harvard que hace una investigación sobre este tipo.

Es un académico, pero dice: ‘quiero que mi trabajo académico recoja la perspectiva de la novela, porque las novelas dan el pulso de una sociedad que no dan los trabajos académicos y los ensayos’”, aseveró el autor.

Como su personaje, Arriaga está convencido de que “la novela explora áreas de lo humano que no puede hacer un trabajo académico”. Dice no interesarle, quizá desde nunca, contar en un ensayo la historia del capitalismo, sino sólo contar una historia.

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“Para mí, la novela termina por expresar más un tiempo que muchos trabajos académicos”, espetó.

Avanzadas las páginas, los lectores “descubrirán” el origen de Henry Lloyd, protagonista de El Hombre, empero los propios personajes del libro no saben de dónde viene, ni siquiera su biógrafo tiene la certeza.

“A mí me ha interesado siempre esa gente que dices, de dónde viene, de dónde apareció… y este aparece de la nada”, cuenta el escritor.

Para el también autor de El Salvaje y guionista de Amores Perros, siempre es importante la exploración de la condición humana, ejercicio que le ha valido superar cada vez sus bosquejos de entendimiento. Él lo atribuye a los riesgos.

“Creo que un artista siempre quiere explorar”, insiste. “Siempre hay que empujar los límites”. O como el mismo Guillermo Arriaga Jordán recuerda que lo escribió en Salvar el Fuego: “Prefiero ser conocido por mis grandes fracasos que por mis mediocres éxitos”.

 

 

Redactor web en el diario 24 HORAS. Escribo y hablo de literatura. Autor en Puentes (Editorial Gato Blanco) y Escribir es un ensayo (Grupo G - Horizon y Canon Mexicana).

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