Bad Bunny, No Me Quiero Ir de Aquí, Cierre en Puerto Rico
AFP. Bad Bunny despidió su histórica residencia en el Coliseo de San Juan con un concierto transmitido en vivo por Prime Video.  

El Conejo Malo despidió su histórica residencia en el Coliseo de San Juan con un concierto transmitido en vivo por Prime. Más de tres horas de música, invitados estelares y un recorrido por su identidad artística y cultural marcaron una noche inolvidable para Puerto Rico y el mundo.

El último capítulo de la residencia No Me Quiero Ir de Aquí: Una más, de Bad Bunny no fue un concierto y ya, sino un acontecimiento que condensó lo que el artista ha construido en poco más de una década de carrera: cercanía con sus raíces, experimentación musical y la capacidad de convertir un escenario en un espacio colectivo de memoria.

Transmitido en vivo, el espectáculo permitió que la experiencia traspasara las paredes del Coliseo de San Juan y alcanzara a millones de espectadores alrededor del mundo.

Durante más de tres horas, el Conejo Malo dividió la velada en tres actos que funcionaron como una narrativa de su presente, su pasado y su compromiso con la identidad puertorriqueña.

En la primera parte, centrada en su más reciente álbum DeBÍ TiRAR MáS FOToS (DtMF), el público lo acompañó en una atmósfera más íntima: interpretó Weltita, junto a Chuwi y presentó versiones acústicas y caribeñas de piezas ya icónicas como Ni bien ni mal, La santa o Si estuviésemos juntos.

La segunda parte del concierto apostó por la energía pura del reguetón. En la famosa “casita”, Bad Bunny compartió escenario con Jowell y Randy, quienes incluso tuvieron un momento propio, y reafirmaron su lugar como pioneros del género. Miky Woodz, Ñengo Flow, Rainao, De La Ghetto, y Arcángel se sumaron a esta celebración que evocó la esencia del reguetón como un movimiento histórico, comunitario y festivo.

Un canto de orgullo boricua

La complicidad entre quien responde al nombre de pila de Benito Antonio Martínez Ocasio y sus invitados reforzó la idea de que su residencia no fue un proyecto individual, sino un tributo a la escena urbana en su conjunto.

El cierre fue, como era de esperarse, un canto de orgullo boricua. La tercera parte del concierto se transformó en una fiesta de salsa, bomba y plena. Marc Anthony apareció para cantar Preciosa junto a su compatriota y la participación de los Pleneros de la Cresta hizo vibrar al público con ritmos tradicionales que recordaron la riqueza musical de la isla. Entre las sorpresas, Baile inolvidable se convirtió en un símbolo de comunión entre generaciones y estilos.

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La lista de invitados fue tan amplia como significativa y cada uno sumó matices distintos a una noche que fue mucho más que un concierto: fue un manifiesto cultural.

Con este cierre, Bad Bunny se reafirmó como un artista que sabe mirar atrás y adelante al mismo tiempo: honrar sus raíces, experimentar con su sonido y proyectar al mundo el pulso inagotable del Caribe y los latinos.

¿Sabías que…?

  • La residencia No Me Quiero Ir de Aquí dejó en Puerto Rico una derrama económica estimada entre 200 y 700 millones de dólares.
  • La última función de la residencia, al igual que las primeras nueve fechas de la misma, estuvo exclusivamente reservada para residentes puertorriqueños.
  • 31 fueron los conciertos que conformaron su residencia en la isla.

Estudiante de Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Apasionado por la música, la cultura, la política y el entretenimiento. Escribo sobre cómo estos moldean nuestra...