En un acto de “amor”, la familia de José Emilio Pacheco decidió dejarlo partir el domingo por la mañana. Tras caer y golpearse la cabeza el pasado viernes, el poeta y narrador mexicano tenía un 95 por ciento de posibilidades de quedar en estado de vegetativo, “algo que nunca permitiríamos hubiera sido la prueba más grande de desamor”, dijo su esposa, Cristina Pacheco.

 

Pasadas las 11 de la mañana, una carroza negra se estacionó en la calle Donceles, en el centro de la Ciudad de México, en su interior transportaban los restos de uno de los más prolíficos escritores mexicanos a la que consideraba su casa: el Colegio de México.

 

Atisbado de periodistas, de la élite intelectual del país y de cientos de sus lectores, el aula magna del Colegio se vistió de luto. Un enorme moño negro coronado por el águila de alas extendidas -símbolo de la institución- y cientos de flores blancas despidieron al entrañable autor.

 

Al medio día, Emilio Chuayffet, secretario de Educación, Roberto Tovar y de Teresa, de Conaculta, junto a Cristina Pacheco y su hija, Emilia, realizaron la primera guardia en honor al autor de Las Batallas en el Desierto, novela publicada en 1981.

 

Después, rindieron tributo personajes como el rector de la UNAM, José Narro; Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno del DF; así como sus compañeros de andanzas literarias: Elena Poniatowska, Jorge Volpi, Homero Aridjis y Alberto Ruy Sánchez, entre otros.

 

El historiador Enrique Krauze fue el único orador, a manera de obituario. Recordó la sencillez del poeta: “fue un niño triste y un viejo prematuro. Fue el fruto mejor de las generaciones literarias en México y al mismo tiempo el custodio de ese jardín armonioso que alguna vez fue la literatura mexicana”.

 

Lo evocó como un narrador con una naturaleza humanista: “le dolía genuinamente la desigualdad y la pobreza”. A José Emilio, dijo, “lo caracterizó una insaciable curiosidad por descubrir el mundo”. Tras su “sorpresiva” partida, aseguró, “los temas poéticos de José Emilio, la pesadumbre, la melancolía, la desesperanza, el desconsuelo, el paso implacable del tiempo, adquieren una nueva dimensión”.

 

Querido por generaciones

 

A la par de que sus camaradas intelectuales lo despedían y explicaban a los medios el legado que dejará José Emilio Pacheco a las letras mexicanas; sus lectores de a pie llegaban por decenas.

 

Hasta media hora se formaban para estar sólo un par de minutos junto a él y darle su adiós.

 

Autor de enigmáticas novelas, académico y poeta, además, ganador del premio Alfonso Reyes en 2001 y el Miguel de Cervantes en 2009,  las obras de José Emilio Pacheco traspasaron las barreras generacionales, la prueba, durante su homenaje llegaban a despedirlo desde jóvenes que todavía no nacían cuando Las Batallas en el Desierto, su obra más conocida, fue publicada, hasta personas de la tercera edad.

 

En su mayoría mujeres, quienes con lágrimas en los ojos y una rosa blanca, le decían hasta siempre a Pacheco, quien fue un férreo defensor de las causas sociales, incluso, uno de sus últimos actos fue impugnar la reforma energética junto a otros 21 intelectuales.

 

El mar, su última morada

 

Al terminar el homenaje, su esposa, la periodista Cristina Pacheco, platicó unos minutos con los medios, manifestó que después de su caída, lo llevaron al hospital, donde los médicos sólo le dieron un cinco por ciento de posibilidades de recuperarse en su totalidad.

 

“Entonces decidimos dejarlo que descansara, nos dijeron esto puede ser en media hora, un día o dos, pero no va a tardar, y así cuando se fue durmiendo más intensamente hasta que dejó de respirar”, dijo la periodista que estuvo casada por 52 años con José Emilio, quien cumpliría 75.

 

Tras su partida, todavía queda un caudal de relatos y poemas inéditos Pacheco, sin embargo, hasta que “vuelva a aprender a respirar otra vez”, su esposa, Cristina decidirá qué hacer con los manuscritos.

 

Luego de la nostálgica despedida, como fue su deseo, su última morada será el mar de Veracruz donde serán esparcidas sus cenizas.

 

El compañero de su vida

 

“De ahora en adelante tengo que hablar en pasado de una persona que está totalmente en presente en mi vida. Todo lo que diga es en pasado, pero puedo hacer algo, puedo hacerlo real conmigo y que sea un presente distinto. Porque no entiendo la vida sin él”, dijo Cristina Pacheco durante una entrevista con MVS Radio. La conductora del programa en Canal 11, aseguró que la muerte de su esposo fue algo terrible, pero también una partidaprivilegiada, ya que el escritor se fue a dormir el viernes por la noche, después de darse un golpe en la cabeza, para no despertar.

Fue un defensor de México: Mancera

 

El Jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, señaló que la Secretaría de Cultura de la capital preparará un homenaje para José Emilio Pacheco, quien murió el domingo por la mañana y fue uno narradores que retrataron a la Ciudad de México en distintas épocas.

 

Al asistir al homenaje de cuerpo presente en el Colegio Nacional, Mancera dijo: “siempre trasmitió la cultura, la esperanza de la ciudad, fue un defensor de México en la cultura, acabamos de expresar nuestras condolencias, acababa de platicar con su familia, lo que conversamos es que el legado que tiene va a seguir hablando de la ciudad”.

 

Manifestó que en los próximos días se darán a conocer las actividades en honor del escritor mexicano, “estamos con el secretario de Cultura muy pendientes de poder hacerlo, con sus amigos, con la gente que quiere estar cerca de su obra”.

 

“Su personalidad, su talento son irrepetibles, va a ser muy difícil llenar ese hueco que deja pero al menos nos ha dejado una obra muy valiosa, muy lúcida y muy bien escrita”.

Homero Aridjis, poeta.

“Un hombre extraordinario, un hombre bueno, inteligente, capaz, profundo, lleno de adjetivos, de las mejores características de lo que hace y da la literatura, era un humanista”.

José Narro, rector de la UNAM.

“Un hombre de un probidad y de una discreción enormes en su actuación pública, y al mismo tiempo fue alguien capaz de dejar páginas memorables en cada uno de los géneros literarios, siempre cercano a las causas de las izquierda pero manifestándolas con sensatez y discreción”.

Jorge Volpi, escritor.

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