Las cenizas de Paquita la del Barrio llegaron a bordo de una carroza fúnebre a la Colonia Guerrero en la CDMX, para su último adiós.
Foto: Leonardo Guerrero | En su último adiós la cantante estuvo acompañada por sus hijos, su manager y sus seguidores.  

Las cenizas de Paquita la del Barrio llegaron a bordo de una carroza fúnebre a la Colonia Guerrero en la CDMX, el lugar donde nació y forjó su historia, para recibir el último adiós de su gente. En una urna con forma de mariposa, símbolo de transformación y libertad, la cantante estuvo acompañada por sus hijos, su manager y una multitud de cientos de seguidores que la despidieron con aplausos, música y recuerdos.

Desde temprano, las calles de la colonia Guerrero se llenaron de personas que ansiaban ser parte de este momento. Afuera de la casa de Paquita, en la calle Zarco 202, decenas de seguidores llevaron pancartas, flores y fotografías de la artista. Entre lágrimas y sonrisas, entonaron sus canciones más icónicas como una forma de recordarla y agradecerle por la voz que les dio a tantas mujeres a través de su música.

“Nos encantaban sus canciones, desde chicas nos enseñaron a escuchar a Paquita, su música. Por eso vinimos a despedirla, es un gran ídolo”, señaló Inés Montiel, una seguidora fiel por muchos años.

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La emoción creció cuando una banda sinaloense en vivo interpretó sus canciones. El sonido de trompetas y tambores retumbó en las calles, mientras la gente aplaudía al ritmo de Rata de dos patas, una de sus canciones más emblemáticas. Otros asistentes gritaban con gran furor una de sus frases más icónicas: “¿Me estás oyendo, inútil?”, como un último homenaje a la fuerza y el carácter que la distinguieron.

Cuando la urna con sus cenizas arribó a la colonia Guerrero, la multitud enloqueció. A su paso, algunos lanzaron rosas blancas y otros guardaron silencio, conmovidos por la escena. Para muchos, Paquita no solo fue una artista, sino una figura de lucha y resistencia. “Para mí significa una gran mujer, empoderada, toda una guerrera. Sus hijos, su carrera, todas las cosas que vivió, y nunca se rindió”, expresó Sofía Cruz, una joven seguidora que la admiró desde pequeña.

El homenaje a Paquita la del Barrio en la colonia Guerrero de la CDMX
Fotos: Leonardo Guerrero

Una despedida con música y fe

Al llegar a su casa, la urna recibió una bienvenida con mariachis que tocaron en su honor. Dentro de la vivienda, en un ambiente más íntimo, familiares, amigos cercanos y representantes del medio artístico participaron en una emotiva misa para despedir a Paquita con oraciones y música de mariachi, como ella lo hubiera querido.

Casi al final de la misa, su hermana Viola tomó la palabra para agradecer el amor que México y el mundo le mostró a Paquita en su último adiós. “Le doy las gracias a cada uno de los asistentes y espectadores, a todo México, por este cariño. Creo que ella lo está viendo, lo está sintiendo, dondequiera que esté. Ella vive en nuestro corazón.”

La presencia de los medios de comunicación permitió que miles de personas siguieran la despedida desde distintas partes del país, reflejando el impacto de su carrera en varias generaciones.

En medio de la ceremonia, los asistentes recordaron con cariño su carácter fuerte y su inconfundible voz. Muchos crecieron escuchándola y sintieron que su música les dio fuerza en momentos difíciles. “Si pudiéramos decirle algo sería que la queremos mucho, que la admiramos. Estamos muy orgullosas de ella”, afirmó Lizbeth Padilla, otra de sus seguidoras que no quiso faltar a la despedida.

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El legado de Paquita la del Barrio

Francisca Viveros Barradas, mejor conocida como Paquita la del Barrio, deja un legado invaluable en la música mexicana. Su voz se convirtió en un estandarte de resistencia y empoderamiento femenino, con letras directas, irónicas y llenas de valentía. A lo largo de su carrera, su autenticidad la llevó a convertirse en una de las figuras más queridas y representativas del país.

La despedida en la colonia Guerrero reflejó el cariño que siempre le tuvo su público. En su último regreso a casa, Paquita la del Barrio estuvo rodeada de su gente, de su familia y de la música que la hizo inmortal. Aunque físicamente ya no esté, su voz seguirá viva en cada canción que interpretó y en cada ser humano que encontró en su música un himno de fortaleza.

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