La contención de células de Los Zetas, ante una posible fragmentación tras la detención de Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, se perfila como la siguiente tarea de las autoridades para evitar un repunte de violencia en estados donde tiene mayor presencia esta organización “tan sanguinaria”, advirtió Javier Oliva Posada, profesor investigador y especialista en temas de Seguridad Nacional.
"Estas organizaciones criminales no se descabezan y se retiran del negocio, sino que inmediatamente se da una lucha a muerte, literal, para ver quién sustituye al anterior jefe, en este caso El Z-40", aseveró el también Coordinador del Diplomado en Defensa y Seguridad Nacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
En entrevista con 24 HORAS, el académico señaló que aunque resulta una buena noticia para los mexicanos la detención de Treviño Morales el pasado lunes 15, el gobierno tiene la encomienda de contener a los delincuentes más próximos a él. “Deben estar al pendiente de los responsables del sicariato, del trasiego de drogas, secuestro y extorsión, deben contenerlos, detenerlos y en caso de que se resistan a la acción de la autoridad van a caer abatidos”.
“En el análisis de las tendencias de lo que ha sucedió con otros grupos criminales cuando son abatidos o capturados sus líderes, Los Zetas estarían en la inminencia de una fragmentación y territorialización de dicho grupo con otras denominaciones, lo que va a generar un complejo proceso de adaptación y probable repunte de violencia en donde Los Zetas tienen mayor injerencia”, advirtió el experto.
El profesor recordó casos como el del cártel de la Familia Michoacana, quienes se fragmentaron en Los Caballeros Templarios y en la Mano con Ojos, este último grupo tuvo una corta duración.
Al respecto de su captura, y la forma en la que mediáticamente fue manejado el hecho, Oliva Posada, destacó que la participación de las Fuerzas Armadas fue ejemplar, además de que el formato con el que se manejó se diferenció de lo hecho en la administración pasada donde “la espectacularidad” parecía una constante.
"La detención de un delincuente de esta magnitud y con tanta capacidad corruptora no se puede hacer en un proceso corto de investigación sino es una ardua y amplia labor de inteligencia detrás (…) Refleja el trabajo de las Fuerzas Armadas que obedece a los interés supremos de la Nación, y no a interés políticos, pues trasciende de partidos, sexenios.
Sobre el sigilo con el que se manejó su detención, el investigador señaló que “en el gobierno de Felipe Calderón se hacían las presentaciones con un técnica espectacular tratando de hacer ejemplar el castigo o a los delincuentes, en este caso (con la detención del Z-40) lo que estamos viendo es un procedimiento conforme a derecho, donde la presentación de las fichas de este delincuente, tanto de frente como de perfil, demuestran que es un sujeto que está en proceso penal, y que ha aceptado algunas de las acusaciones por las que se les detuvo”.
En el sexenio pasado, la Marina Armada presentó a un supuesto hijo del Chapo (Joaquín Loera, líder del cártel del Pacífico) y no lo era. Entonces quedaron exhibidos en algunos errores de procedimiento, en esta ocasión procedieron hasta tener la certeza de que se trataba de él (Z-40), lejos de la espectacularidad a la que estamos acostumbrados en el gobierno de Felipe Calderón, abundó.