Al menos 34 millones de mexicanos están expuestos a un riesgo elevado ante fenómenos hidrometeorológicos, sin embargo la mayor vulnerabilidad se concentra entre quienes habitan en zonas con bajos indicadores socioeconómicos.

 

El estudio del Banco Mundial Las dimensiones sociales del cambio climático en México, existe en el país una relación significativa entre pobreza y riesgo de desastres naturales.

 

Según el organismo internacional, 60% de los 441 municipios con mayores índices de marginación son propensos a sufrir una catástrofe como inundaciones o deslaves debido a fenómenos como ciclones y huracanes. En particular, la vulnerabilidad es mayor en las regiones costeras del sur y centro-norte, caracterizadas por tener bajos indicadores socioeconómicos.

 

Entre 1999 y 2007 estos municipios emitieron más de seis mil 500 declaraciones de desastre, 90% de las cuales fueron para desastres hidrometeorológicos (lluvia, huracanes, inundaciones, etcétera), de las cuales la mitad se concentró en los estados de Oaxaca, Veracruz y Puebla.

 

No obstante este riesgo, sólo 21% de estas localidades cuenta con un plan de respuesta ante desastres naturales, 61% tiene un programa de defensa civil para gestionar ese riesgo y apenas poco más de la mitad cuenta con mapas de riesgo, revela el documento.

 

“Trazar un mapa de riesgo de desastres en México resalta la manera en que los peligros naturales amenazan a la población y a los municipios más pobres del país, en donde la infraestructura crítica está expuesta a desastres climáticos, y la cobertura de programas y herramientas locales de gestión de riesgo de desastres es limitada”, destaca el estudio.

 

En otro estudio el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó los riesgos ante desastres naturales en 373 municipios conurbados a las 86 ciudades más importantes del país, en las que se concentra casi 80% del PIB nacional y 65% de la población.

 

De acuerdo con el Índice de vulnerabilidad climática de las ciudades mexicanas, de estos municipios 240 tienen un grado de vulnerabilidad social o de daños en infraestructura que va de medio a muy alto ante eventos climáticos extremos.

 

El IMCO “ha insistido en que los riesgos más serios relacionados con el cambio climático en México tienen que ver con agua -en algunos casos en la forma de sequías, en otros casos en la forma de inundaciones y eventos hidrometeorológicos extremos”.

 

Finalmente, el instituto advierte que “la vulnerabilidad tiene más determinantes económicos y sociales que climáticos. Es posible hacer frente a la adversidad climática si las sociedades están preparadas para ello y cuentan con la infraestructura adecuada”.

 

HASTA 3.7% AUMETARÍA LA POBREZA

 

 

Tras un desastre natural como el paso de un ciclón o tormenta tropical, la pobreza de las comunidades más vulnerables puede incrementarte entre 1.5% y 3.7%.

 

De acuerdo con cifras del Banco Mundial, son los municipios de bajos recursos, rurales e indígenas, caracterizados por tener viviendas de baja calidad en su mayoría, los más propensos a tener un gran capital de bienes en riesgo ante este tipo de amenazas.

 

En su informe, señala que los municipios con un alto riesgo de amenazas hídricas y que son propensos a sufrir pérdidas significativas en infraestructura pública y bienes privados, también se caracterizan por contar con altos niveles de pobreza y marginación.

 

En el último informe de pobreza en México publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Guerrero, Chiapas y Oaxaca son los estados con mayores índices de pobreza en el país, y coinciden en ser tres de las entidades con mayores afectaciones por el paso de dos tormentas tropicales en México.

 

Además, el Banco Mundial reveló que los desastres climáticos demuestran las diferentes capacidades de adaptación a los desastres naturales entre las comunidades pobres y ricas, debido a que las últimas tienen mayor capacidad de asegurar sus bienes.

 

En 2005, en México, el huracán Wilma golpeó las zonas turísticas más ricas de la península de Yucatán, donde más de 50% de los cinco mil millones de pesos en pérdidas estaban asegurados, mientras que, ese mismo año, el huracán Stan golpeó los barrios marginados urbanos de Chiapas en los que menos de 10% de los 3 mil millones de pesos en pérdidas materiales tenían algún seguro.

 

“En términos socioeconómicos, los municipios con mayores niveles de riesgo son pobres y rurales en su mayoría, con poblaciones indígenas numerosas, y acceso limitado a servicios de salud”, subraya el informe.