En el estado de Oaxaca no todo es conflicto social o desastre natural. La entidad evoluciona y se moderniza, y junto con estos procesos le ha puesto un sello histórico a la sustentabilidad al desarrollar energías renovables.
Este ejemplo verde de usar fuentes naturales para generar energía eléctrica ubica al estado con un liderazgo nacional –y también reconocido a nivel internacional- por impulsar campos de energía eólica para iluminar varios municipios oaxaqueños.
Los números hablan por sí solos en esta iniciativa por descarbonizar su economía (reducción de emisiones de bióxido de carbono, causantes del calentamiento global). La inversión para crear 28 parques eólicos fue de mil 200 millones de dólares provenientes de Mitsubishi-Fonadin-Balam; es decir, la coordinación de esfuerzos involucró a los Gobiernos federal y estatal, así como la actuación central de la empresa japonesa.
Para el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, esta iniciativa verde coloca al estado en uno de los mejores lugares para invertir en la industria de la generación de energía eólica.
El plan es loable y se desarrolló en los municipios de Juchitán de Zaragoza y El Espinal, del Istmo de Tehuantepec. Y el propio gobernador me explicó que el parque eólico posee 132 aerogeneradores con tecnología de punta con una capacidad de 396 megawatts, lo que le convierte en el más grande de América Latina por su inversión y tamaño.
Sin duda, el ejemplo es claro y sus números lo refrendan, pues en estos 28 parques eólicos se concentran mil 583 aerogeneradores en una superficie de 100 mil hectáreas. “Con ello, Oaxaca genera 62% de la energía eólica del país y beneficia en forma directa a más de 700 familias y contribuye a reducir 566 mil 967 toneladas de bióxido de carbono por año, lo que equivale a bajar anualmente las emisiones contaminantes de 300 mil vehículos”, comentó el mandatario, a quien percibo muy comprometido con el desarrollo sustentable.
Y algo importante a destacar, me precisa Murat, es que después de realizar en los municipios vinculados una consulta apegada a la ley, la empresa japonesa asumió el compromiso de beneficiar la economía de las familias con una disminución de aproximadamente 30% de la factura eléctrica doméstica.
Y un dato adicional vinculado a la iniciativa social de beneficiar a las localidades se dio a través de la instalación de seis mil luminarias ahorradoras en el municipio de Juchitán, lo que, aseguran, permite un ahorro de casi 30% a las finanzas municipales.
Lo deseable es que, al término de este Gobierno estatal, que será en 2022, los planes de energías renovables no se estanquen o se pierdan, sino que se mejoren mediante procesos institucionales transparentes y que estén vinculados a planes nacionales de descarbonización.
Por cierto, algo loable también se trabaja en Costa Rica, en donde Claudia Dobles, primera dama de este país y planeadora urbana, hoy encabeza en su nación una gran cruzada para lograr en 2050 una economía que no dependa de fuentes contaminantes.
Sin duda, el reto es sumar esfuerzos y liderazgos verdes.